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Actualizado: 21 de mayo de 2025


A los unos, dió la luz tranquila que basta para las noches serenas; á los otros, una luz movible giratoria, una mirada de fuego que atraviesa los cuatro lados del horizonte: éstos, como los misteriosos animales que alumbran el mar, tienen la viviente palpitación de una llama que relumbra y palidece, que brota y muere.

Los llevaré como marca indeleble de mi deshonra, los pasearé hasta la muerte como la librea del presidario... pero los pasearé los domingos por Recoletos». El paseo de Recoletos no es bello ni grande; los árboles que lo guarnecen dejan mucho que desear en cuanto a corpulencia y follaje; la acera que lo atraviesa a lo largo cansa y lastima los pies.

En la parte del suelo del barranco hay dos grandes arcos, y encima de estos hay seis, por cuya parte superior atraviesa el cauce del agua para surtir las fuentes de la capital; el punto de donde arrancan los seis arcos sirve de puente para pasar al camino y barrio de las Estaciones.

Por aquí de fijo no pasa nadie; porque, sobre que poca gente atraviesa el bosque para ir a la iglesia, los que van siguen la trocha casa del leñador; es muy fresca y tiene asientos muy cómodos. Mejor que mejor. Hablaremos más a gusto. Vamos allá. Se levantó y emprendieron la marcha. Subían en silencio. El monte se hacía más espeso.

¿Saldréis por la calle que costea el parque y atraviesa la aldea? , por ese camino pasaremos. ¿Por qué tan temprano? Yo habría ido a veros pasar y deciros adiós desde el terrado. Bettina conservaba en su mano la mano de Juan, que estaba ardiente, hasta que éste se desprendió dolorosamente, haciendo un esfuerzo, y dijo: Tengo que ir a saludar a vuestra hermana.

¡Espera! ¡espera! exclama, abriendo los brazos; te pillaré de todos modos. Y, de un salto temerario, se lanza sobre la estrecha viga que atraviesa el río como un puente. ¡Juan!... ¡por el amor de Dios!... ¡Juan! El joven no oye. Debajo de él las aguas hierven en el abismo; se esfuerza por conservar el equilibrio; avanza, tiembla, vacila; da un paso, dos, tres, un salto atrevido... Ha pasado.

Después de las puertas del Sol y del Osario, halló la de Carmona, una de las más bellas del recinto, de donde arranca, en línea paralela con el acueducto que provee de agua a Sevilla, el camino real que atraviesa toda la Península en su longitud, brincando como una cabra, por las asperezas de Despeñaperros.

Pedro se disfraza de ermitaño; atraviesa montado en un asno las calles de la aldea; se detiene delante de la casa de la viuda, y pide á gritos una limosna.

Un joven, modestamente vestido, atraviesa resuelto aquel enjambre de mujeres y de hombres, á los que mira con una expresión compleja de respeto y desdén. Va pensando: «Algún día, muy pronto quizás, vendréis á oírme...» Desaparece por una puertecilla lateral.

Las que escribió don Simón, menos relacionado que sus auxiliares con la gente del distrito, venían a decir, salvas ciertas contingencias y otras pequeñeces de estilo, lo siguiente: «Muy estimado amigo y señor mío: Las aflictivas circunstancias por que atraviesa la nación, obligan a los hombres independientes y de recta voluntad a hacer grandes sacrificios.

Palabra del Dia

bagani

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