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Actualizado: 3 de julio de 2025


Veamos las otras dos composiciones que pintó de asunto cristiano, y nos persuadiremos de que sin dejarse absorber por el ascetismo lúgubre que dominó a sus contemporáneos, sabía expresar poética y severamente lo religioso.

El ascetismo, la vida penitente, la virginidad como la más perfecta condición, no son tampoco exclusivos ideales cristianos. En todas las demás religiones se da algo semejante. En la gentílica, por ejemplo, hubo coribantes y vestales. Lo que exigen la religión cristiana, y toda religión moral, y hasta sin religión y sin moral, la estética y el decoro, es el recato.

Y como no se distinguía tampoco por extremado ascetismo, ni por elocuencia en el púlpito, ni por saber mucho de teología y de cánones, ni por ninguna otra cosa, pasaba sin ser notado entre los treinta y cinco o treinta y seis frailes que había en el convento. Hacía más de cuarenta años que había profesado.

Sueña que es el apóstol único de una religión nueva, agradable y tolerante, que abarca y atesora la poesía pagana, la severidad protestante, el fausto católico, el sentido práctico hebreo y el poder político del islam, simbolizándolo todo en ritos fantásticos y heterogéneos de que él es gran sacerdote, y en que se hallan representadas todas las aspiraciones del espíritu y todos los apetitos de la carne, desde el ascetismo de los anacoretas hasta los bailes misteriosos y lúbricos del Oriente primitivo.

La virtud era cuestión de arte, de habilidad. No sólo se conseguía por el ayuno, por el ascetismo; este era un medio muy santo, pero había otros.

Su amor platónico al ascetismo le impulsaba a alentar en vez de reprimir prudentemente el de su penitenta. Cada mortificación que ésta se infligía y temblando y ruborizada venía a relatarle en el confesonario le causaba un gozo profundo, le parecía un triunfo sobre el pecado y se forjaba la ilusión de que a él le correspondía una parte de la victoria.

Aquella mañana no había en doña Luz ascetismo ninguno, o por lo menos, no había acudido aún el ascetismo. Estaba doña Luz vestida con una linda bata, y los cabellos rubios, no peinados aún, recogidos en red sutil. Recostada lánguidamente en una butaca, leía, ya en este, ya en otro, de dos libros que tenía al lado. Eran Calderón y Alfredo de Musset.

Después de estos rasgos de ascetismo recomienzan las escenas burlescas en la casa del Doctor. El divertido personaje Carlino, llamado Aquiles por todos, se imagina que es el héroe griego, y al desempeñar este papel no sale seguramente mal librado, porque lleva vestidos lujosos, propios de su alto rango, y se regala de lo lindo.

Ora el misticismo amoroso y caballeresco la ensalza y la purifica como algo venido del Empíreo, como fuente inexhausta de todo noble sentir y de todo arranque generoso, y crea la Beatriz y la Laura de los egregios poetas, ora el ascetismo adusto la aborrece y la teme, como nido de víboras, como oficina de embustes y de pecados, y como el más seguro anzuelo de que se vale Satanás para perdernos.

No recuerdo si he dicho que el maestro era joven, cosa, de todas maneras, de poca trascendencia. Educado severamente en la escuela en que Sofía dio sus primeras lecciones, a pesar de todo resistió como un hermoso y joven espartano, las flexibles curvas y fascinadoras miradas, en cuyo ascetismo tal vez pudo contribuir lo exiguo de la comida que tomaba.

Palabra del Dia

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