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Actualizado: 18 de noviembre de 2025
Como el artista, después de haber cerrado la carta reflexionase acerca del medio más pronto y seguro para hacerla llegar a su destino, vio desde la ventana de su salón, que precisamente atravesaba Beatriz en aquellos momentos el patio de honor del castillo. Este patio, muy grande, se hallaba plantado en parte de césped y de árboles.
Creo que la moral nació con la opinion de la mujer, y que es injusto sacrificar la mujer á la artista, cuando la mujer es la grande artista de la naturaleza. Si la mujer pudo entrar sola en el café, la cantatriz puede salir sola al teatro, porque ambos son hechos sociales que caen igualmente bajo la jurisdiccion de las opiniones.
Felipe IV pensó de distinto modo y así como en cierta ocasión se le ocurrió expulsar de España a los extranjeros porque comían mucho pan, creería que el nombre de su artista predilecto no estaba mal en la misma nómina que los barberos, galopines, enanos y bufones.
Todas estas señoritas vuelan hacia sus caballetes: se han puesto las blusas y aparentan absorberse en su arte. Joaquín entra; es un hombre de cincuenta años, extremadamente chic y muy atildado. Tiene manos de prelado, rostro banal de artista mundano, hermosos ojos negros, nariz aguileña, bigotes finos y barba en punta, demasiado negra. Luce una severa levita con la gran roseta de comendador.
¡Bah! exclamó al cabo la duquesa , alguna coronela de Alcolea... Alguna burguesa distinguida dijo Carmen Tagle. Miss Zaeo, artista ecuestre opinó Gorito Sardona. Y Paco Vélez, en crudo, sin repulgos, sin que ninguna dama se espantase, ni ningún caballero le cruzara el rostro de una bofetada, añadió: Paca la alta... artiste anonyme...
Sus piernas se extendían cruzadas debajo de la mesa, y sus manos enguantadas pendían de los brazos del sillón con la misma elegancia que las piernas. Fernando dijo en voz alta el artista que le iba a afeitar llamando a uno de sus compañeros. ¿Qué quieres, Cosme? Este nombre hizo estremecer sin saber por qué a Pablito. Abrió los ojos y dirigió una larga y ávida mirada al peluquero. No le conocía.
Pero, más que estos gloriosos indumentos, rameados de oro, de azul, de rosa; más que sus pipas y su melena, sobre sus discursos y sus libros, yo prefiero las paellas a la valenciana de Barriobero. Porque este terrible revolucionario es un supremo artista en sus paellas, señores míos.
Esto no procede únicamente de la maestría de la ejecucion, de la habilidad del artista, sino de otro arte más poderoso, más rico, más maestro, más grande; de un arte que está dentro de aquellas concepciones, y que da vida al mármol y al mismo escultor.
Un escándalo más y su nombre en los tribunales, mientras ella, fugitiva y orgullosa de su hazaña, cantaba en los Estados Unidos, aclamada locamente por el público americano que admiraba a la amazona más aún que a la artista. Allí conoció a Hans Keller, el famoso director de orquesta, el discípulo de Wagner. El maestro alemán fue su segundo amor.
En una silla de manos habían traído a Ana hasta la casa. Muy mala estaba, sin que ella misma lo supiese bien; estaba muy mala. Pero ella quería ver, «con su derecho de artista, aquella fiesta de los colores; a la tierra le faltaba ahora color, ¿verdad, Juan? Mira, si no, como todo el mundo se viste de negro. Quiero oír música, Lucía: quiero oír mucha música.
Palabra del Dia
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