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Actualizado: 12 de junio de 2025


Con esto y con las ropas que le daba su amo y que él arreglaba á su talla, su aspecto fué haciéndose más decente, más no pasó de allí.

Habíase dado con pasión a la política; y mientras arreglaba ciertos comprobantes, de muy mal arreglo, para que le nombraran senador, perseguía, con escasa fortuna, una credencial de diputado cunero. No salía del salón de Conferencias, ni de la tertulia del ministro de la Gobernación.

Tomaba parte en las alegrías y en las tristezas del establecimiento, arreglaba a menudo las desavenencias entre la administración y los clientes borrachos. Todas las noches se bebía tres botellas de champaña, ni una más ni una menos.

Esto es lo que aquí hace falta, un hombre que sonría y ametralle a la canalla. Y sonreía para demostrar que él era capaz de ser tan Thiers como el otro. El conflicto de Jerez lo arreglaba en venticuatro horas. Que le diesen la autoridad y se vería lo que ero bueno. Los ejecuciones a raíz de lo de La Mano Negra, habían dado algún resultado.

Al otro día, después de preguntarle cómo seguía, Laura observó que la ropa de la cama se había caído un poco, y sin poder contenerse se acercó al enfermo. ¡Ave María Purísima, cómo has puesto la ropa! exclamó mientras la arreglaba con solicitud maternal. Si no te movieses tanto, criatura, no te sucedería esto. No tienes toda la culpa, sino esas torpes de criadas que no saben hacer una cama.

Aquella Visanteta, con su peinado de la huerta, su perpetuo ceño y sus contestaciones secas y desabridas, era una gran criada, que se ganaba a conciencia el salario. Lo mismo preparaba en la cocina una gran comida, que arreglaba una mesa «a estilo de fonda», arte que había aprendido sirviendo a una familia inglesa.

La diferencia está en que el Maestro Cencias componía un husillo de lagar, arreglaba las ruedas de una carreta o hacía un arado, y esta nuera suya hace dulces, arropes y otras golosinas. El suegro ejercía las artes de utilidad: la nuera las del deleite, aunque deleite inocente o lícito al menos. Antoñona, que así se llama, tiene o se toma la mayor confianza con todo el señorío.

Pues como Galileo pesaba el ambiente atmosférico, pesa D. José Salamanca los negocios: Como Galileo arreglaba su ciencia, arregla D. José Salamanca la suya. Estalla una revolucion; los revolucionarios invaden la casa del banquero, y la queman. El banquero huye; el banquero emigra. Á poco vuelve de la emigracion. ¿De qué manera vuelve? Antes disponia de mil millones; ahora dispone de dos mil.

Luisa, para lucir sus lindas manos, se compuso el peinado, afirmando las horquillas con la punta de los dedos. Teresa se acomodó en el asiento dejándome ver los pies, primorosamente calzados; luego, cerró de un golpe el abanico, fingió que arreglaba las varillas, bajó los ojos, y después de un rato de silencio, repitió, viéndome de hito en hito: ¿Conque de casa, eh? Me eché a reír.

Me puse al cinto la pistola, dije adiós a mi casita, y a mis libros, mis buenos amigos, mis cariñosos compañeros, y me dirigí a la calle. Mientras el mozo arreglaba la silla y ataba a la grupa la manga y el joronguillo, salió mi tía Pepa, y tras ella señora Juana. Vamos, hijo mío, ¿no me dices adiós? ¿Te olvidas de ? ¡No, señora, cómo! ¿Cuándo vendrás? No . Acaso dentro de ocho o quince días.

Palabra del Dia

cabalgaría

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