Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 17 de mayo de 2025
Los únicos testigos de la tierna ceremonia fueron la baronesa, Tristán de Horla y una docena de arqueros y servidores del castillo.
El día anterior al en que las señoras de Freneuse estuvieron en el yate, Marenval y Tragomer estaban dando su paseo ordinario, cuando en la orilla de la Serpentina encontraron á miss Maud que iba á pie, seguida de un lacayo y de su coche. ¿Dónde están sus hermanos de usted, miss Maud? preguntó Cristián. En el círculo de los Arqueros, donde según parece hay una apuesta de las más interesantes.
Los arqueros rodeaban á la pareja y el hombre, azorado, sin comprender una palabra de lo que decían, oprimía con una mano el brazo de la mujer y con la otra apoyaba sobre el pecho el precioso paquete, dirigiendo en torno miradas suplicantes. ¡Ea, muchachos! exclamó Gualtero de Pleyel con imperiosa voz, apartando al arquero que más cerca tenía.
También hubo que uniformar á hombres de armas y arqueros con el capacete liso, cota de malla, blanco coleto sin mangas sobre la cota y con el rojo león de San Jorge en el pecho, todo lo cual componía el uniforme de la famosa Guardia Blanca que con tanto orgullo llevaba Simón Aluardo.
Pero aquí me traen mi armadura y el ponérmela es ya para mí tarea larga y difícil. Entretanto se notaba gran movimiento á bordo, los arqueros y hombres de armas formaban en grupos sobre cubierta, examinando aquéllos sus arcos y atendiendo á los consejos que les daban el sargento Simón y otros veteranos, expertos en el manejo de la temible arma.
Las enormes puertas de roble y hierro estaban abiertas de par en par, indicando que el príncipe daba audiencia en aquel momento; y una veintena de arqueros apostados frente al edificio mantenía las turbas á debida distancia, no sin distribuir de cuando en cuando cintarazos sendos entre los curiosos más osados.
Dos toneles colocados en un extremo de la estancia indicaban que no faltaría con qué llenar de nuevo aquellos enormes cubiletes, cuantas veces lo exigiese la sed de los arqueros.
No me queda más recurso que el de obligarte a salir inmediatamente de la abadía. Pero no saldrás desvalido y sin prendas de mi afecto hacia ti. La abadía es rica, el abad también lo es, y en nada mejor puede emplear su dinero. Toma esta bolsa llena de oro; Hugo, el capitán de los arqueros, tiene orden mía para entregarte enjaezado el mejor de los corceles que hay en nuestras caballerizas.
Los eunucos de guardia, con espadas también, y los eunucos esclavones, vestidos de blanco é igualmente armados, se estienden á lo largo del parapeto. A estos siguen otros esclavones de inferior categoría, y vienen luego los arqueros de la guardia con sus arcos y aljabas.
La gran mayoría de los arqueros y hombres de armas ingleses se agrupaban en aquel extremo de la liza, ganosos de contemplar y vitorear á sus famosos campeones, que sentados á la puerta de sus tiendas, armados completamente y con el yelmo sobre las rodillas, departían tranquilamente sobre el gran suceso del día en que tan importante parte les tocaba desempeñar.
Palabra del Dia
Otros Mirando