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Actualizado: 19 de julio de 2025


La villana de la Sagra comienza en una posada: dos criados se entretienen en la antesala jugando á las cartas, mientras sus señores, en la habitación contigua, hacen lo mismo. Las bromas de los dos bribones, á costa de sus amos, son muy divertidas; pero pronto pasan de las burlas á las veras, se acaloran, y el uno da un bofetón al otro.

Arrodíllate, Adela: arrodíllate ahora mismo le respondió dulcemente Ana, volviendo a ella su hermosa cabeza de ondulantes cabellos castaños ; mientras que Juan, que venía de hacer paces con Lucía refugiada en la antesala, salía a la verja del zaguán a recibir al amigo de la casa.

El Magistral respiraba con fuerza, como aparentando ahogarse en aquel ambiente de necedad.... Quiso marcharse, sin ver a ningún clérigo ni seglar de los que esperaban en la antesala y en la oficina contigua... pero no pudo defenderse de las invasiones; el señor Carraspique asomó las narices por una puerta.... ¿Se puede? «¡Era Carraspique!». Adelante, hubo que decir.

Las camelias rodaban por el suelo sirviendo de alfombra en la antesala y los corredores. Centenares de plantas, casi todas exóticas, adornaban aquélla, el vestíbulo y los dos salones de baile. Legiones de criados con calzón corto y vistosas casacas aguardaban apostados estratégicamente en todos los puntos necesarios.

Las paredes de la misma antesala estaban todas cubiertas con los retratos de quince generaciones de Porreños, que formaban la histórica galería de familia.

¡Quién! exclamé; ¡Farinelli!... ¡ese músico!... ese cantor italiano... ostenta la orden de Calatrava, que se me ha rehusado... y es recibido en las habitaciones de Su Majestad mientras yo hago antesala, ¡yo, grande de España! ¡conde de Fonseca, marqués de Priego!... ¡Háganse cargo, señores, de los tiempos en que vivimos!

Y dicho esto, recogió el mantón en la antesala, bajó brincando por la escalera y se puso en la calle.

Le ruborizó el encuentro, pero hizo la vista gorda reflexionando que aquello era, por decirlo así, la antesala del altar. Seguro de la victoria respecto a la mala hembra, transigió en lo relativo al mayordomo. Cuanto más que éste no rechazaba las indicaciones de Julián, ni le llevaba la contraria en cosa alguna.

Ya Adela y Pedro me están al lado cuchicheando, de apetito. Vamos, pues, que a esta hora la gente dichosa tiene deseo de tomar el chocolate. El chocolate fragante les esperaba, servido en una mesa de ónix, en la linda antesala. Era aquel un capricho de domingo. Gustan siempre los jóvenes de lo desordenado e imprevisto.

Nuestro héroe, en efecto, había tenido el más cruel desengaño al ver primero a Juanita, acompañada por don Andrés, atravesar a oscuras las calles, charlando y riendo, y después al presenciar la última parte del coloquio de la antesala y el animadísimo fin que tuvo en los abrazos y en los besos.

Palabra del Dia

buque

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