Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de junio de 2025


Sus estómagos, poco habituados al pienso fuerte con que pretendían reanimar sus fuerzas, iban sembrando el pavimento de residuos humeantes y mal cocidos por una digestión anormal. Para montar esta miserable caballada, trémula de locura o próxima a desplomarse de miseria, necesitábase tanto valor como para hacer frente al toro.

Hasta ahora no lograba comprender por qué me era tan indiferente el matrimonio y, al ver el espanto de la abuela, llegaba a creerme un ser desequilibrado. Ahora estoy tranquila. Veo muy bien que esta indiferencia que yo tomaba por una cosa anormal y alarmante no es más que el resultado de la educación que he recibido y el fruto de una evolución que todo el mundo echa de ver.

Ella, como si adivinase el pensamiento de Rafael, hablaba con lentitud del estado anormal en que se hallaba. No qué tengo esta noche. Quiero llorar sin saber por qué; siento en una inexplicable felicidad, y sin embargo prorrumpiría en sollozos. Es la primavera; ese maldito perfume que es un latigazo para mis nervios.

Con gran retraso salimos de San Luis, á causa de que la comunicación telegráfica de la Empresa del ferrocarril se encontraba interrumpida hasta Alto Cedro, ignorándose si la vía estaba expedita. A las cuatro y treinta y cinco minutos el tren se puso en marcha, deteniéndose en todas las estaciones sin que nada anormal ocurriera.

Al mismo tiempo percibió sobre la cúspide de su cráneo un silencioso y violento choque, algo anormal que pareció tocarle sin llegar a tocarle, la sensación del roce de una piedra. Algo cayó sobre su rostro como una lluvia impalpable. ¿Sangre?... ¿tierra?... Su sorpresa sólo duró un instante. Le habían hecho fuego desde el matorral, en las inmediaciones de la escalera.

Nada legitimista, y sin tener opinión determinada, no dejaba de ver que la Francia, desde hacía un siglo, marcha con la cabeza baja, y que siendo esa una postura anormal, concluirá por perder el equilibrio y caer en un precipicio en el que la enterrarían.

Lo que acababa de hacer era de lo que apenas tiene nombre, por lo muy extraordinario y anormal, en el registro de las maldades humanas. El lugar, la ocasión daban a su acto mayor fealdad, y así lo comprendió en un rápido examen de conciencia; pero tenía la antigua y siempre nueva pasión tanto empuje y lozanía, que el espectro huyó sin dejar rastro de .

Mas á pesar de esta nueva explosión de vida, el hidalgo descaecía visiblemente; su espalda se doblaba, sus mejillas se hundían, sus ojos iban perdiendo el brillo. Hasta en su locuacidad extraordinaria había algo de anormal que inquietaba á los conocidos.

Los que estaban en el secreto de la cosa y conocían íntimamente a Juan, no se sorprendieron, sabiendo que, a más de ser amigo de hacer favores, había en él cierta innata tendencia a buscar en lo anormal y extraordinario el encanto de la vida. ¿Y dónde cosa menos vulgar y más desacostumbrada para un médico rico y mimado por la suerte, que ir a encerrarse en un balneario de tercera clase, en el cual no había de ganar honra ni provecho, sólo por servir a un compañero?

Á esta tarea excesiva y abrumadora, que lentamente iba agotando mis fuerzas, había que añadir las privaciones é inquietudes de la vida anormal que llevábamos los habitantes de París: mala comida, escasez de carbón, alumbrado defectuoso, noches en vela por las señales de alarma y el bullicio de la gente al anunciarse un ataque aéreo de los «Gothas».

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando