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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Si nuestro siglo, que se distingue por la multiplicidad de sus trabajos intelectuales, anhela conocer á fondo los tesoros del teatro más rico y brillante de Europa, este deseo subirá mucho de punto recordando el poderoso influjo, que ha ejercido por más de una centuria en los de las demás naciones.
Mas de trecientos años han pasado ya desde que el inmortal Legaspi fijó en aquellas apartadas rejiones el estandarte de la cruz, y se conquistaron para España aquellas Islas . Tiempo y sobrado es ya de que se piense en su felicidad, de que se remuevan los obstáculos que á ella se oponen, y con pruebas nada dudosas ni equívocas se patentice y haga ver á aquellos habitantes, nuestros hermanos, que deseamos su prosperidad tanto como la nuestra; ó mejor dicho, que reputamos su bien estar como nuestro, y que á su acrisolada lealtad, no desmentida hasta hoy, corresponde la madre patria ocupándose en mejorar su suerte y condicion; como indefectiblemente sucederá por la ley especial que se les dará, sin perjuicio de que sus justas reclamaciones sean oidas y atendidas, para cerciorarles de que la madre patria anhela y trabaja tanto cuanto puede encarecer, para asegurar la felicidad de sus provincias en Filipinas.
Cuánto yerra al decir eso el señor don Andrés dijo Juanita casi cariñosamente . ¿Por qué ha de tenerse por burlado un hombre de noble corazón, si en vez de lograr los fáciles favores y de gozar de las compradas caricias de una mujer sin vergüenza, se halla con una mujer digna y honrada que anhela merecer y obtener su estimación, que le brinda con su más fervorosa amistad y que le tiende confiadamente las manos?
El demonio anhela con furia tragarse las aguas puras del Jordán, que son las personas consagradas a Dios. Contra ellas se conjura el infierno y desencadena todos sus monstruos. San Buenaventura lo ha dicho: «No debemos admirarnos de que estas personas pecaron, sino de que no pecaron». Yo, con todo, sabré resistir y no pecar. Dios me protege. 6 de Junio.
Te engañas: ni en mi pecho tiembla el miedo, ni confiado en Dios te reto osado; y si el cuerpo abatido, por males y dolores combatido, la dulce paz de tu retiro anhela, el alma nó, que con distinta suerte, busca el cuerpo reposo, el alma vida, y reposo no más hay en la muerte. La frïaldad con que el sepulcro hiela no puede codiciarla quien ansioso busca luz y calor, lucha y victoria.
Si en alguien está plenamente justificado el producir este cambio en el propósito de los juegos, es sin duda en doña Emilia Pardo Bazán, la cual no puede, como los mantenedores varones, hablar en el Senado o en el Congreso y exponer allí las reformas que anhela introducir en el gobierno del Estado para regeneración de la patria.
Ella no mira sino que va a pie, que vive en pobre casa, que nadie la atiende, y que el respeto, la consideración y la lisonja de que anhela verse rodeada le faltan por mengua mía. »Yo noto, mido, calculo instante por instante el rápido progreso que hace este mal en el corazón de ella. En esto también me paso de listo. Soy listo para atormentarme.
El pacto hispano-indígena de tres siglos de amores no fué vana quimera de los conquistadores, ¡con sangre rubricáronle Legazpi y Solimán! Subsistirá ese pacto, que alientan ideales de secular cariño y lazos fraternales, porque lo anhela el pueblo con perdurable afán.
La corte y el pueblo piensa en todo de distinto modo: la corte es escéptica y el pueblo es creyente; la corte transige con los dos implacables y constantes enemigos del cristianismo, los pueblos mahometano y judáico, y la nacion anhela su completo esterminio; la política de la corte ajusta paces con el rey de Granada para mover guerra al de Aragon, y la política nacional abandona al renegado á su descabellado empeño protestando de todas las maneras posibles contra la violencia que padece; la corte ama una literatura impregnada de sensualismo y un arte seductor y pagano, y la nacion prefiere la nervuda y varonil literatura de sus romances y el arte austero, místico y sombrío, florecido á la sombra de los claustros.
Fue mi pasión tan vehemente que, no ya inútil, necia y vulgar me pareció la resistencia. Hasta en la misma tardanza vi yo algo de mezquino y grosero que aparecía en mi mente como frío artificio y estudiado melindre de mujer que anhela vender más caras sus finezas y realzar más de lo justo el precio y valer de sus favores retardando el concederlos.
Palabra del Dia
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