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Actualizado: 7 de octubre de 2025
Desde que estoy encantada con la adquisición, esto no constituye más que un detalle, pero que no me disgustaría saber... Decid, señor cura, si lo sabéis, decidme el precio. Un precio enorme respondió el cura, pues se agitaban muchas esperanzas y ambiciones en torno de Longueval. ¡Un precio enorme! me asustáis... ¿Cuánto, exactamente? ¡Tres millones!
Nada acaba; todo se transmite, hasta las ambiciones. Luego que abandonaba aquella habitación peligrosa poblada de fantasmas en la cual se comprendía que una multitud de tentaciones debían acosarle, Domingo tornaba a ser el campesino de Trembles.
De otra manera, si se quiere ver en las Islas un filón por explotar, un recurso para contentar ambiciones, para librar de impuestos la Metrópoli, apurando la gallina de los huevos de oro y cerrando los oídos á todos los gritos de la razón, entonces, por grande que sea la fidelidad de los filipinos, no podrán impedir que se cumplan las leyes fatales de la Historia.
Le pareció oir el trote de los ganados. Contempló al centauro Madariaga en la noche tranquila, proclamando bajo el fulgor de las estrellas las alegrías de la paz, la santa fraternidad de unas gentes de las más diversas procedencias unidas por el trabajo, la abundancia y la falta de ambiciones políticas.
En estas lobregueces de la fantasía, acepto al mejicanito rico, docto y sin viruelas, si con él, por amo y señor de la señora y ama de Peleches, quedan las costumbres de allí en el mismo ser y estado en que ahora se hallan; con lo que le doy a usted una prueba bien evidente de que mis entusiasmos no pasan de los límites racionales que les corresponden; de que mis ambiciones se cifran en el goce de la luz, no en la absurda codicia del astro luminoso; en vivir como ahora vivo, en una palabra.
Todo lo tuvo: genio, belleza, gloria y amor. Hasta conoció el orgullo de gobernar a los hombres... Pero a pesar de su egoísta felicidad, supo ver desde sus alturas, como nadie, las inquietudes y las ambiciones de los pobres mortales. Acuérdese de su héroe, amigo mío; haga memoria de cómo terminó su existencia... Fue un colega de usted, un colonizador.
Esperábala para decirte; amigo mío, colmadas todas mis ambiciones y agobiado por los desengaños, quiero abandonar la corte y respirar el aire libre de tus montañas, única campiña que he visitado en mi vida, y en la cual espero realizar todas las ilusiones que he adquirido con mi lectura favorita.
Tomás, el hijo mayor, quedaba encargado del jardín; Esteban, después de largos años de monaguillo y ayudante del sacristán, era silenciario y había agarrado la vara de palo con los siete reales diarios, objeto de todas sus ambiciones.
¡Ir a vivir a París yo!... ¡Abandonar la tierra en que nací, donde vivió y murió tu padre! ¡No, nunca lo haré, hijo mío, jamás! Vete solo, porque tu vida y tu porvenir te llaman allá. Te conozco y sé que no me olvidarás, que vendrás a verme siempre, siempre. No, madre mía respondió él, me quedaré. Quedose... Sus esperanzas, sus ambiciones, todo desapareció en un minuto.
Prusia ha retrogradado á la barbarie creando para su uso personal un segundo Jehová, una divinidad hostil á la mayor parte del género humano, que hace suyos los rencores y las ambiciones del pueblo alemán. Luego, Tchernoff explicaba á su modo la creación de este Dios germánico, ambicioso, cruel, vengativo. Los alemanes eran unos cristianos de la víspera.
Palabra del Dia
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