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Actualizado: 17 de mayo de 2025
4 Yo medicinaré su rebelión, los amaré de voluntad; porque mi furor se apartó de ellos. 5 Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano. 6 Se extenderán sus ramos, y será su gloria como la de la oliva, y olerá como el Líbano.
Tus plantas han florecido antes que las mías; pero eso no es porque tú me quieras tanto como yo te quiero a tí. Las mías no dan ni esperanzas, pero ya florecerán, y se pondrán más hermosas que las tuyas, lo cual será prueba de que yo te amaré toda mi vida. «He tenido un gran disgusto en estos últimos días; un disgusto que me ha causado gran pena.
He hablado de mil cosas, me he enterado de su vida en Madrid hasta en detalles que nada me importan; todo para impedir que llegásemos a hablar de amor. Pero con usted es imposible; hay que abordar la materia más pronto o más tarde. Ya que usted lo quiere, sea... Yo no le amaré nunca; yo no debo amarle.
¿De qué te servirá ser cómica, si no sabes ser cómica más que en el teatro? Cuando venga recíbele bien. ¿Recibir yo bien á ese traidor?... La sonrisa en los labios y el odio en el corazón; porque tú debes odiarle, como odiarías á un ladrón, á un asesino, porque él te ha robado tu paz, él te ha matado el alma. Yo no puedo aborrecerle; ¡yo le amo, yo le amaré siempre! exclamó llorando Dorotea.
Pero a pesar de eso, al escuchar la afirmación de Blanca, estuve a punto de divulgarlo; sin embargo, logré dominarme. En todo caso, amaré a alguien, mañana o pasado; porque no se puede vivir sin amar. Y ¿de dónde has sacado, esas ideas, Reina? Pero, de la vida, tío le respondí tranquilamente. Recordad las heroínas de Walter Scott: recordad cuánto aman y cómo son amadas.
No... el día que yo llegue a amar, amaré como ninguna. ¿A mí? No lo sé, a cualquiera; a usted, si es capaz de hacerme feliz, a otro, si usted no lo es... En aquel momento comenzaba a amanecer; el primer albor del día dibujábase tras de las torres de San Francisco y el horizonte empezaba a teñirse débilmente de tintas rojas.
Por eso deseo que tengamos casi la misma edad, casi los mismos gustos, casi iguales defectos... Esto le hará indulgente con los míos, y, respecto a los suyos, todos se los perdono desde ahora con tal de que me quiera mucho y de que no ame a nadie más que a mí. Mi tía dice que eso no es posible. ¿Por qué no lo ha de ser? ¡Le amaré yo tanto! ¿Pero estás loca?
¡Oh! ¡sí! ¡callaré! pero amaré... os amaré... aunque no os conozca... ¡os amaré siempre!... ¡sin esperanza...! Olvidemos locuras y hablemos de lo que importa, porque vamos á separarnos. Parémonos en esta esquina. Respondedme, si es verdad que he causado en vos la impresión que decís. ¿Oísteis hablar á alguien en la galería? Sí. ¿Qué oísteis...?
He visto tu infidelidad al casarte con este gran filósofo; pero ya que te he perdido, he determinado consolarme en mi desdicha y ser tu yerno, porque la bella Angélica es tu vivo retrato, y te amaré á ti amando á ella. BEATRIZ. Que Angélica sea tuya ¡cuenta con mi promesa! Pero dime: ¿en dónde has estado después de todas nuestras desdichas?
He aprendido en la escuela del dolor que toda dicha, toda felicidad es pasajera, fugitiva y efímera. Te amo y te amaré hasta la hora de morir, ¡hasta después de la muerte!
Palabra del Dia
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