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Empiezanla PEDRO ALVAREZ, y el LEON. Nunca menos con afan He caminado camino, Y segun que yo imagino, No está muy lexos Oran: Gracias te doy, Rey divino. Virgen pura, á vos alabo, Y ruegoos lleveis al cabo Tan estraña caridad, Que si me dais libertad, Prometo seros esclavo. Entrase. Sale OCASION y NECESIDAD.

Ruégote no permitas que al cantor de mi hijo ENEAS le venza HOMERO. Acuérdate de la lira de VIRGILIO, que cantó nuestras glorias y moduló las quejas del amor desgraciado; sus dulcísimos y melancólicos versos conmueven el alma: él alabó la piedad, encarnada en el hijo de ANCHISES: sus combates no son menos bellos que los que se efectuaron á los pies de los muros troyanos; ENEAS es más grande y piadoso que el iracundo AQUILES: en fin, en mi sentir, VIRGILIO es muy superior al poeta de Chío. ¿No es verdad que él llena todas las cualidades que tu sagrada mente ha concebido?

De quedarse allá, la cólera por los fracasos nacionales, sus relaciones de compañerismo, el ambiente en que vivía, todo le hubiese arrastrado á la revuelta. A aquellas horas estaría fusilado ó viviría en un presidio colonial, como tantos de sus antiguos camaradas. Alabó su resolución y dejó de pensar en los asuntos de su patria.

Es poeta gigante, en quien alabo El verso numeroso, el peregrino Ingenio, si un Gnaton nos pinta, ó un Davo. Este es DON JUAN DE ESPA

Como era fuerza, acetéle, Y ansí, con la luna clara, Comenzamos nuestra guerra, Jugando las fuertes lanzas; Y pues al fin me venció, No me alabo; decir basta Que tenía tres heridas, En brazo, muslo y espaldas. No me las dieron huyendo; Pero quien con diez batalla, También sospecho que tiene En las espaldas la cara.

El caso es que mi hermana alabó mucho mis resoluciones, y hasta me prometió hacer un viaje a España con todos sus hijos, ya que a su marido no le podía arrancar de sus ingenios y cafetales ni con agua hirviendo, sólo con el fin de vivir conmigo una buena temporada en la casona tan pronto como yo la dijera que ya se hallaba habitable.

»Bien le pareció el soneto a Camila, pero mejor a Anselmo, pues le alabó, y dijo que era demasiadamente cruel la dama que a tan claras verdades no correspondía. A lo que dijo Camila: »-Luego, ¿todo aquello que los poetas enamorados dicen es verdad? »-En cuanto poetas, no la dicen -respondió Lotario-; mas, en cuanto enamorados, siempre quedan tan cortos como verdaderos.

Tampoco alabo los Escritores pesados, que siguiendo este estilo, todo lo reducen á sylogismos, porque fatigan el entendimiento, y le indisponen á poner la atencion necesaria para enterarse del asunto; pero no tengo por inutil ni vano el Arte de sylogizar, y el conocimiento de sus reglas, antes por el contrario en quien le pueda aprender sin gran fatiga le considero util, y en algunas ocasiones necesario.

Me acuerdo que estudiando un día, en un acceso de vanidad juvenil, la historia de las alianzas de mi familia, me llamó la atención el singular nombre de Porhoet y que mi padre, muy erudito en estas materias, me lo alabó muchísimo.

La razón deste despecho No ha sido haberme olvidado, Sino sentirse obligado A la merced que te ha hecho; Porque es de tanto valor... ARR. No le alabes. ALARA. Bien le alabo; Que no quiere que a su esclavo Falte por su causa honor. ARR. ¿Qué te ha enviado? ALARA. El papel Que escribiste. ARR. Y ¿no más? Salen en hábito de moros NARVÁEZ y NU