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Actualizado: 18 de junio de 2025


Compusieron para eso un galpón ó templo hecho de ramas trabadas, con las mejores labores que les fuese posible, y levantaron en medio dos palos para trono del demonio, que en forma visible viene á recibir las ofrendas, á oir las súplicas y á agradecer los sacrificios que hacen por el alma del difunto.

Además, anoche me ha dicho: «Florentinilla, quizás, quizás dentro de poco, no mandaré yo en ti; obedecerás a otro dueño...» Sea lo que Dios quiera, tomo a la Nela por mi amiga. ¿Me querrás mucho?... Como has estado tan desamparada, como vives lo mismo que las flores de los campos, tal vez no sepas ni siquiera agradecer; pero yo te lo he de enseñar... ¡te he de enseñar tantas cosas!...

Vienen empujados por la miseria, y ya que no podemos agradecer su sacrifico con el látigo, les pagamos con malas palabras. Urquiola encabritábase ante las palabras desdeñosas del doctor. Abominaba de aquella gente perdida, incapaz de regeneración: la prueba era que no ahorraban, que no hacían el menor esfuerzo por salir de su estado.

He sido un santo postizo, que no he sabido resistir y desengañarte desde el principio, como hubiera sido justo; y ahora no acierto tampoco a ser un caballero, un galán, un amante fino, que sabe agradecer en cuanto valen los favores de su dama. No comprendo qué viste en para prendarte de ese modo.

A sus espaldas hablaba la pareja en un idioma incomprensible, sin prestarle atención, sin agradecer sus eruditas explicaciones. ¡Extranjeros ignorantes!... Y ya no dijo más. Se replegó en un silencio ofendido, aliviando su verbosidad napolitana con una serie de gritos y gruñidos dedicados á su caballo.

El alcalde de Zalamea, en el mismo punto y en el mismo año, aunque con el título El garrote más bien dado. Amigo, amante y leal. La impresión más antigua del año 1653, en el tomo IV de las Comedias escogidas. Agradecer y no amar, impresa por vez primera en 1653 en el tomo V de la misma colección. Para vencer amor, querer vencerle.

Y el libro ha salido triunfante de la prueba. Yo soy quien me quedo con el sentimiento de no haberle disfrutado con fruición espontánea y sincera, sin pensar ni en la crítica ni en el público, dejándome llevar sólo por la magia del relato y por las dulces memorias que en mi espíritu evocaba. ¡Duro e impertinente oficio el del que intenta razonar su propia impresión y la impresión ajena, para ahuecar luego la voz y decir solemnemente al público lo que mucho mejor sienten y mucho mejor expresaran, si tal expresión cupiese en palabras, los críticos que no escriben, los espíritus delicados y rectos a quienes no aqueja la comezón de hacer confidente suyo al público, y que por lo mismo rinden al autor, a quien admiran con admiración silenciosa, tributo más de agradecer que el de vanos artículos encomiásticos!

A todo esto callaba la lastimada señora; y, aunque Dorotea tornó con mayores ofrecimientos, todavía se estaba en su silencio, hasta que llegó el caballero embozado que dijo el mozo que los demás obedecían, y dijo a Dorotea: -No os canséis, señora, en ofrecer nada a esa mujer, porque tiene por costumbre de no agradecer cosa que por ella se hace, ni procuréis que os responda, si no queréis oír alguna mentira de su boca.

Por ejemplo, en Mujer, llora y vencerás, jornada segunda: MADAMA. ¿Quién se atreverá á decir En lo que llega á oir y ver, Si tengo que agradecer O si tengo que sentir? Pues si tengo que inferir Quién es dueño de un temor... Es el engaño traidor. MADAMA. Y quien de un ansia mortal... MÚSICA. El desengaño leal. MADAMA. ¿Quién con tal eco sonoro Ha aumentado mi dolor?

Tenemos muchos hijos, y es un sacrificio el que nos imponemos manteniéndola, vistiéndola y calzándola, pero algo se ha de hacer por Dios, ¿verdad, D. Miguel? No es mala, no señor, y sabe cuánto debe agradecer a sus tíos lo que hacen por ella... Pero la pobre sirve para poco. Es callada, sufrida, no da ninguna mala contestación... ¿Qué edad tiene? Quince años; va para diez y seis.

Palabra del Dia

vorsado

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