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Actualizado: 17 de julio de 2025
Ostolaza dice de ti mil herejías; pero mamá se opone a que hablen mal de nadie delante de ella... Sin embargo, tienes en casa fama de ser un terrible conquistador de hermosuras. Más vale que no vayas allá. ¡Ah, pícaro!, ya sé que te gusta mi hermanita Presentación. Todos los días me pregunta por ti... Por mi parte si la quieres... yo sé que eres un hombre honrado. En efecto, me agrada.
El morir no la asustaba, lo que quería era morir sin desvanecerse en aquellas locuras de la debilidad de su cerebro.... Cuando Benítez la sorprendía en estas horas de calma triste y muda, le preguntaba Ana con una sonrisa de moribunda: ¿Está usted contento? Y con otra sonrisa fría, triste, contestaba el médico: Bien, Ana, bien.... Me agrada que sea usted obediente....
Hubo un corto silencio y volviendo a su labor de ir colocando con arte las flores en los jarrones, habló Camila de este modo: Sin duda cree usted, señor Delaberge, que es demasiado absoluto mi aislamiento... ¡Dios mío, también yo, algunas veces, lo creo así!... Y me pregunto si no haría mucho mejor modificando un poco mi existencia, aunque es ésta una pendiente hacia la cual no me agrada guiar mis ensueños... Y no obstante...
Esta reflexión era lo único que se leía en una página, y más lejos, todavía otra duda: «¿Será entonces presunción creer que se tiene razón?» Después algunas frases de sentido obscuro. «De ningún modo, pero agrada esperar... »No es debilidad, no es sorpresa: he pensado detenidamente, la confianza me sonríe, veo la meta... »Ahora me faltan las palabras...»
Es la primera lo mucho que Francia me agrada. ¿Cuanto más natural es que el germen de la civilización europea haya nacido y florecido, desde antiguo, en aquel feraz y riquísimo jardín, en aquel suelo privilegiado, que no en la Mesopotamia o en las orillas del Nilo?
Pero cuando se le interrogaba sobre una calidad de la impresion, para producir placer ó disgusto, entonces se hallaba en un terreno comun a todas las sensaciones: las ideas de grato y de ingrato, no eran para él cosas nuevas, y por lo mismo sobre ellas podia decir sin vacilar: «esto me gusta mas, aquello no me agrada tanto.»
Y no fué sin gran sorpresa que la oí terminar nuestra conversación con estas palabras: Ha llegado el momento de decirle, señor, que le estoy profundamente agradecida por sus cuidados; que cada día me agrada más su compañía y siento más estimación por su persona.
Yo diré sólo que la novela me agrada y que la he leído dos veces, con interés creciente, aumentado por la misma indeterminada vaguedad del misterioso pensamiento de Quitolis.
14 Porque no tenemos aquí ciudad permaneciente, mas buscamos la por venir. 16 Y, del hacer bien y de la confraternidad no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. 17 Escuchad a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como aquellos que han de dar la cuenta; para que lo hagan con alegría, y no gimiendo; porque esto no os es útil.
La elección de consorte es el acto más íntimo, más importante, más trascendental de nuestra vida. Debe ser también, por lo tanto, el más autónomo, el más libre, el más exento de toda ajena influencia. No hay error en una elección a gusto. Toda persona es feliz por tener lo que le agrada, no por tener lo que los demás creen que es agradable.
Palabra del Dia
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