United States or Iran ? Vote for the TOP Country of the Week !


El escaso público hablaba en voz baja y hacía poco ruido, pero de súbito todo cambió de aspecto, levantándose allí cerca furioso tumulto. La gente se agolpaba a donde el tumulto había empezado: unas personas para tomar parte en él y por curiosidad otras.

Una ola de lágrimas se agolpaba a mis ojos y un nudo de angustia cerraba en mi garganta el paso a toda palabra. Se puso a leer un libro de filosofía alemana, uno de esos libros que, por su profunda aridez y sequedad, levantan cefalalgias. La intrincada filosofía no llegaba a su espíritu, en el cual sólo había la espina clavada de mi pequeña ofensa. En tales circunstancias tuve un rasgo luminoso.

Y en tanto, en el recibimiento de la casa se agolpaba un gentío fosco, siniestro, una turba preguntona y exigente, que quería hablar con el señor, ver al señor, decir dos palabritas al señor. Sonaba a cada instante la campanilla, y entraba uno más. Eran los desfavorecidos de la fortuna, pretendientes, cesantes de distintas épocas, de la época de Pez y de la época del antecesor de Pez.

En la plaza de Alboraya, al entrar y al salir de la iglesia, Roseta, levantando apenas sus ojos, escudriñó la puerta del carnicero, donde la gente se agolpaba en torno á la mesa de venta. Allí estaba él, ayudando á su amo, dándole pedazos de carnero desollado y espantando las nubes de moscas que cubrían la carne.

La frente, blanca como un jazmín, los rosados pómulos, la redonda barbilla, los labios entreabiertos que daban paso al hálito suave, dejando ver los nacarinos dientes, brillaban al tocarlos la fuerte y cruda claridad; la cabeza la sostenía con un brazo, al modo de las bacantes antiguas, y su mano resaltaba entre las obscuridades del cabello, mientras la otra pendía, en el abandono del sueño, descalza de guante también, luciendo en el dedo meñique la alianza, y un poco hinchadas las venas, porque la postura agolpaba allí la sangre.

Exhaló Cordero de su pecho un suspiro en que parecía que la mejor parte de su alma se escapaba en busca del fugitivo, y salió abrumado de pena. En la calle el gentío que se agolpaba junto a las ruinas le dio a entender que sacaban aquel precioso fósil que fue agente eclesiástico.

El público se agolpaba junto al mostrador, y charlaba, comiendo y bebiendo. Los rostros melancólicos que se veían a veces no turbaban la alegría general: al contrario, son precisos con harta frecuencia para hacer más pintorescos el cuadro, sobre todo en lugares donde se representan dramas.

A sus pies, en el atrio estrecho y corto, de resbaladizo pavimento de piedra, cerrado por verja de hierro tosco y fuerte, se agolpaba una multitud confusa, como un montón de gusanos negros. De aquel fermento humano brotaban, como burbujas, gritos, carcajadas, y un zumbido sordo que parecía el ruido de la marea de un mar lejano.