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Actualizado: 21 de mayo de 2025
El Infante Don Sancho á la partida de estos mensajeros ofreció, no sólo de seguir y acompañar á Berenguer en la jornada que tenia dispuesta, pero asistirles con sus diez galeras hasta que se supiese el ánimo y voluntad del Rey. Entenza en nombre de todos aceptó el ofrecimiento, y agradeció al Infante el haber tomado tan honrada resolucion, dígna de un hijo de la casa de Aragon.
Como tengo una jaqueca atroz, sí, la tengo, no es todo estratagema, no he podido acompañar a mamá, que se ha ido al teatro con la vizcondesa. Llegó la hora. ¡Ay, Narcisito! ¡Qué locura! ¡Qué picardía!
Pocos son los que no saben tocar la vihuela y el arpa , instrumentos de que se sirven para acompañar sus cantos amorosos; y tal es la causa de que los jóvenes, así en Madrid como en otras poblaciones, recorran de noche las calles con guitarras y linternas.
Vas á acompañar hasta el palacio á este señor extranjero... No encontrará usted al gobernador, caballero; está haciendo un viaje á bordo del aviso de guerra... pero le recibirá á usted su secretario... Si, son las tres y debe estar allí todavía... Si por casualidad se hubiera marchado, lléguese usted al café de la Cousine.
Un órgano pequeño estaba colocado a la puerta de entrada de la nave, y pulsado por un vecino, iba a acompañar los coros de niños y de mancebos que allí se hallaban ya, esperando que comenzara el oficio. El altar mayor era sencillo y bello. Un poco más elevado que el pavimento, lo dividía de éste un barandal de cantería pintado de blanco.
El Conde, hecho así muy amigo de don Braulio, hubo de acompañar algunas noches a las dos hermanas hasta la casa de ellas; y como doña Beatriz se la ofreció, él pudo visitarlas y las visitó del modo más correcto. Nada de esto hacía recelar a don Braulio.
Se convino que a las tres dadas me encontraría dispuesta para acompañar a la abuela, y como no quería, de ningún modo, sufrir un interrogatorio malicioso, envié dos letras a Francisca para que se encontrase a las tres en casa de la de Ribert. Contaba con ella para cambiar de conversación e impedirla que fuese desagradable para mí.
Pese a su temperamento calculador y enemigo del escándalo, Baltasar cedía a la vehemente codicia del aromático veguero, hasta el punto de acompañar en público a la muchacha, si bien concretándose a aquel rincón apartado de la ciudad. Hacíalo, sin embargo, con tales restricciones, que Amparo se figuraba que lo comprometía dejándose ver a su lado.
Su fantasía de meridionales, siempre dispuesta a lo inesperado y maravilloso, les había hecho creer en la aparición de Salvatierra y otros revolucionarios célebres, todos montados en briosos corceles, como caudillos arrogantes e invencibles, seguidos de un gran ejército que surgía milagrosamente de la tierra. ¡Asunto de acompañar a estos auxiliares poderosos en su entrada en Jerez, reservándose la fácil tarea de matar a los vencidos y adjudicarse sus riquezas!
Mi padre me sacó de mi éxtasis con su voz ronca y varonil, esta vez impregnada de una dulzura desconocida. ¡Oiga, hijito!... ¡Vaya, traiga su petisito bayo y ensíllelo!... ¡Va a acompañar a este hombre, que es su patrón! EL VAIV
Palabra del Dia
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