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Actualizado: 23 de junio de 2025
Y se alejó riendo, con paso perezoso, hacia la casa, que estaba situada en la parte superior de la finca, al borde del camino. Andrés le estuvo mirando hasta que desapareció, por no atreverse a convertir los ojos hacia Rosa. Mas al fin tuvo que hacerlo. Entonces vio que lloraba, ocultando el rostro con las manos. Acercose a ella y se sentó silenciosamente a su lado.
Acercose lentamente, con las manos metidas dentro de la faja y silbando por lo bajo una malagueña. ¡Hola, Juan! dijo la muchacha, inmutándose y sonriéndole con cariño. A la paz de Dios, señores respondió el Juan gravemente, mirándome con fijeza.
La mujer, dejándole solo, se internó por las otras habitaciones gritando: ¡Aixa! ¡Aixa! en el silencio. Al volver, acercose a la pared, y desprendiendo sutilmente una tabla pintada, quitó de aquel modo el tabique interior de una hornacina, abierta en todo el grueso del muro.
Apuntó de nuevo, ¡pam! y cayó otra víctima... Acercose a mirarla, ¡y ella resultó un ganso viejo!... Otro tiro, ¡pam!... Esta vez cayó un cisne, que, como conservaba vida, fue a morirse en la maleza, escapando así a la mirada del cazador... Otro tiro, ¡pam!... Un nuevo cisne muerto, muerto como una gallina, sin un graznido, sin un ronquido siquiera... ¡Debía ser un cisne hembra!
El niño se decidió al fin, y levantóse para mirar un momento, con la paleta en una mano y el tiento en la otra. Había crecido mucho, iba ya a cumplir trece años y prometía ser muy lindo de cara, y de cuerpo esbelto a la vez que fornido. Acercóse al grupo, sonriendo a Lilí, y púsose a mirar, empinándose un poco, por detrás de su madre y al lado mismo de Jacobo.
Á los pocos pasos hallaron á la condesa, que salió de entre los árboles con un niño de la mano y el clavel de Octavio en la boca. Esta vez sintió nuestro joven un fuerte escalofrío de placer que le indemnizó con creces de los tormentos que le había hecho sufrir el agua de D. Primitivo. Acercóse rápidamente á la dama y se puso á darle cuenta de su desmayo.
Bajó del recuesto y acercóse al escuadrón, tanto, que distintamente vio las banderas, juzgó de las colores y notó las empresas que en ellas traían, especialmente una que en un estandarte o jirón de raso blanco venía, en el cual estaba pintado muy al vivo un asno como un pequeño sardesco, la cabeza levantada, la boca abierta y la lengua de fuera, en acto y postura como si estuviera rebuznando; alrededor dél estaban escritos de letras grandes estos dos versos: No rebuznaron en balde el uno y el otro alcalde.
Se hallaba, pues, reposando dulcemente como Títiro, cuando acertó á oir cerca y detrás de los árboles rumor de conversación. No hubiera hecho alto en ello si no percibiese bien claro entre aquella charla su nombre. Se alzó, acercóse más y escuchó. Hablaban allí tendidos sobre el césped Antero, el ingeniero español y el químico belga. Es un tipo verdaderamente notable decía Antero.
Azorado Butrón, corrió a informarse por sí mismo, temeroso de que aquel incidente imprevisto viniese a romper los lazos de unión con tanto trabajo anudados. Acercóse a un grupo; en medio peroraba Gorito Sardona, vestido de peón de ajedrez y muy enterado del caso; habíalo presenciado todo y era uno de los contendientes el tío Frasquito.
Acercóse á ella y, sacudiéndola por el brazo, profirió con ira concentrada: ¡Niña! ¡niña! ¡niña! ¿qué estás ahí diciendo? El cariño que te he tenido no te autoriza para insultarme. No te pongas tantos moños.
Palabra del Dia
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