Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 18 de mayo de 2025
Desearía hacer que despertase cuanto antes... Quisiera averiguar si está mejor... Pero me detiene el temor de encontrar que se ha agravado. »Esperemos, pues, y velaré entretanto... ¡Dios mío! Cada vez que pienso en que se ha repetido el caso de que Amaury la hiera sólo con tocarla... ¡Ese hombre acabará por matarla!
Tenía el rostro compungido y desapacible, pálido y ojeroso, áspera y morena la tez, con el circuito de los ojos como si acabara de llorar; las cejas muy negras y pobladas; la boca un poco grande y con cierta gracia innata, casi desfigurada por el mohín compungido de sus labios, hechos á la modulación silenciosa de palabras santas.
En cuanto acabara ese estudio que le robaba hasta el sueño, se volvería a Madrid para dar cuenta de todo a los capitalistas que habían de emprender las labores bajo su dirección, asignándosele a él, para remunerar su trabajo, la mitad de las ganancias.
Un proverbio popularísimo entre ellos acabará de dar á conocer hasta qué punto vivían dentro de sí mismos y en sus elementos naturales, y lo lejos que estaban de pensar en que pudieran contagiarse algún día del carácter moderno. Este proverbio era el siguiente: «Comillas será Comillas por siempre jamás, amén».
Todo terminó con una placa de bronce heroico sobre su sepulcro, dedicada por sus amigos, con unas líneas laudatorias, resistentes a las lluvias, al sol y a la acción corrosiva del tiempo, que al fin acabará con ellas.
Diógenes dio una gran voz, un grito doloroso, como si acabara de pronunciar una blasfemia; quiso arrojarse de la cama, incorporarse siquiera, y le faltaron las fuerzas, cayendo pesadamente, levantando los brazos, agitando las manos, lanzando bramidos ininteligibles, extraños balbuceos que parecían retratar la emoción de una fiera agonizando en su caverna.
¡Si ese italiano es una buena persona!... Tengo la certeza de que le quiere á usted mucho. Pero Canterac no podía admitir palabras conciliadoras. Es un hombre falto de tacto, que se empeña en atravesarse en mi camino... Esto acabará mal para él. Entraron en la casa, y el marqués vino á saludarles en el recibimiento.
Escribo la presente desde Arcos: desde el día en que Su Majestad se dignó conceder gracia a la condesa de Pópoli, conoce mis sentimientos para con ella: afección insensata, probablemente, pero que no acabará sino con mi vida, así como mi gratitud y mi respeto para Vuestra Majestad.» »Cuando me hubo dado a leer esta carta, la cerró, selló y envió por un correo.
Te casas... te casas con... una chueta. Le costó un esfuerzo soltar la palabra, se estremeció al decirla. Luego de esto reinó en el salón un largo silencio, uno de esos silencios trágicos y absolutos que siguen a las grandes catástrofes, lo mismo que si la casa acabara de venirse abajo, extinguiéndose el eco del último muro derrumbado.
Ramiro sabía harto bien lo que aquello significaba, y tembló por la doncella, ante el pavoroso recurso de la hechicería. Esa misma tarde, paseándose con el Canónigo por la plazuela de la catedral, refiriole Ramiro, por primera vez, su entrada en la casa de los moriscos y el comienzo de su aventura con Aixa, como si todo acabara de suceder.
Palabra del Dia
Otros Mirando