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Actualizado: 13 de junio de 2025


El tío Manolillo, y aún añade más: dice que vos le amáis... ¡Yo! ¡á un hombre que he visto dos veces! Pero es un hombre hasta cierto punto extraordinario... ¿qué digo? hasta cierto punto grandemente extraordinario. Lo extraordinario de ese joven... dijo tartamudeando doña Clara.

Es probable que la soledad hubiese dejado mayor actividad al dolor, y que su razón, mal curada de las fuertes pruebas a que había sido sometida, hubiese acabado por ceder. Se añade que algunas almas compasivas se habían esforzado en retenerle haciéndole observar que los caminos estaban impracticables y que era peligroso continuar el viaje; pero él se obstinó en su resolución.

Aun el preceptista de aquel tiempo menos especulativo y más practico, que fue Jusepe Martínez , gran admirador de los italianos, aconseja al pintor católico que la elección de las pinturas que se deben hacer para ser veneradas no sean hechas con extravagantes posturas y movimientos extraordinarios, que mueven más a indecencia que a veneración; y en otro lugar añade que en las pinturas religiosas antes se atienda a la devoción y decoro que a lo imitado: llegando a decir que el fin de estas profesiones de escultura y pintura no se ha introducido para otra cosa sino para adoración y veneración a sus santos; por cuyo medio Su Divina Majestad ha obrado infinitos milagros.

Mi imaginación no entra para nada en este deseo. Yo soy bastante rico para elegir, y ésa es la elección que hago. Añade a esta perspectiva una esposa como Adela, un amigo como Eduardo, o, mejor dicho, mi Adela y mi Eduardo, ellos mismos, porque no hay otros para mi corazón, y tendrás una idea de mi retiro encantado, del Edén que espero.

Y el mismo autor añade «que llegando á la presencia de la Virgen, y puestos los ojos en ella, le dijo la mujer: Señora mía: Vos sois testigo de que este hombre, invocando á vos, me dió palabra de ser mi marido, y mediante ello me obligó. Dicho esto, la imagen bajó la cabeza como afirmando la verdad de lo que la mujer decia, y el caballero quedó convencido

Añade que él fué el que indicó, ó más bien el primero que sacó á la escena los pensamientos y afectos más ocultos del alma, llevando al teatro personajes alegóricos con aplauso y general alegría de los espectadores, y que escribió en este período sobre veinte ó treinta comedias, que fueron representadas sin el acompañamiento de cohombros y otros frutos arrojadizos de la misma especie, pasando sin silbidos, gritos ni alborotos.

Un cronista de este tiempo dice, entre otras cosas, lo siguiente: «El rey hizo gran fiesta á la reina, y en tanto que en Soria estuvo, se hicieron grandes fiestas, donde salieron los caballeros ricamente abillados é despues de aquellos se hicieron danzas é momosAñade después, que en el año 1440 fueron á Logroño el conde de Haro, el marqués de Santillana y el obispo de Burgos, para recibir y acompañar á la infanta Doña Blanca, esposa del príncipe D. Enrique, y á su madre la reina de Navarra, y que el conde de Haro hizo en Briviesca muchas fiestas en honor de estas damas, y entre ellas, momos, toros y torneos . Pero estos espectáculos fueron acaso de la misma índole que los populares más antiguos, ó si algún poeta de la clase más elevada se dignó componer un drama, hubo de evitar con cuidado que fuese de aquéllos, y en tal caso, sus obras serían de las que pasaron sin dejar durable huella.

»P. S. Ahora acaban de echarme El Imparcial por debajo de la puerta, y veo que reproduce mi artículo, y añade que «no ha podido menos de motivar comentarios muy vivos». »¡Qué terrible es esto, Pepita!» »Pepita: Todas las noches le doy cuerda a mi relojito antes de acostarme. Cuando estaba ahí le daba cuerda a las diez; ahora se la doy a las dos de la madrugada. No te asustes.

En Dios, añade Buffier, no hay sucesion, y sin embargo, su ser dura. Es indudable; mas el argumento lejos de confirmar la doctrina de este filósofo, manifiesta su debilidad.

Si á las formas métricas dichas se añade el soneto, y si se sujetan todas á principios más constantes y sensatos, que los arbitrarios, observados á veces por nuestro poeta, tendremos la versificación de las piezas más antiguas de Lope de Vega.

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