Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de junio de 2025
Gallardo sintió la corazonada de sus mejores éxitos. ¡Ahora!... Lió la muleta con un movimiento circular de su mano izquierda, dejándola arrollada en torno del palo, y elevó la diestra a la altura de sus ojos, quedando con la espada inclinada hacia la cerviz de la fiera. La muchedumbre se agitó con movimiento de protesta y escándalo. ¡No te tires!... gritaron miles de voces . ¡No... no!
Ahora preparaba el golpe definitivo, comprando mayor cantidad para lanzarlo repentinamente al mercado, aprovechar la baja que esto produciría y adquirir la mitad más una de las acciones. No todos los negocios han de salir bien replicó el otro sonriendo con mal disimulada satisfacción . Usted ha sido siempre afortunado.... No es a la fortuna a quien debe sus éxitos el duque.
Cómo se acomodó Lázaro en su pueblo y qué medios de subsistencia pudo allegar, es cosa larga de contar. Baste decir que renunció por completo, inducido á ello por su mujer y por sus propios escarmientos, á los ruidosos éxitos de Madrid y á las lides políticas.
Si lo sacaba de las aguas de la corrupción, «¡qué victoria, señores, pero qué pesca!». En otros casos semejantes, aunque no de tanta importancia, en los cuales había él mangoneado con todos sus ardides apostólicos, alcanzó éxitos de relumbrón que le hicieron objeto de envidia entre el clero toledano.
Alcancé éxitos, puedo decirlo sin orgullo hoy que nuestro parlamento mismo está olvidado. Me parecía que mi camino estaba trazado. En él hallaba medio de desplegar la actividad devoradora que me consumía. No sé qué insuperable esperanza me quedaba de volver a encontrar a Magdalena. No me había dicho ¿adiós o hasta la vista?
Gallardo quería siempre. ¿Por qué no hacerlo bien, ganando el aplauso del público?... Pero sus éxitos, que los aficionados creían un capricho de la voluntad, eran obra del azar o de un conjunto de circunstancias; la corazonada audaz de los buenos tiempos, que sólo la sentía ahora muy de tarde en tarde. En varias plazas de provincia había oído ya silbidos.
Los grandes hombres tienen el medio de no ser envidiosos; gracias a su generosidad, el doctor Le Bris hizo su reputación en cinco o seis años. Aquí se le apreciaba como sabio, allá como bailarín, y en todas partes como hombre simpático y bueno. Ignoraba los primeros elementos de la charlatanería, hablaba muy poco de sus éxitos y abandonaba a sus enfermos el cuidado de decir que los había curado.
Su franqueza le había valido algunos disgustos, pero también grandes triunfos, porque el culto de la verdad, proclamando la honradez, trae siempre ventajas, las cuales no se concretan a la conciencia y a la moral, sino que se extienden a la esfera utilitaria de la vida. Por esto, y relacionando sus virtudes con sus éxitos, decía el gran notario que también la honradez es negocio.
Los éxitos universitarios comenzaron a halagar desde niño tu amor propio, siguieron después los del Ateneo, escribiste un libro y lograste llamar sobre ti la atención pública; presentas un drama en el teatro y te lo aceptan. Me lo aceptan... pero no lo representan... Mire usted, don Germán, como todo el mundo, usted juzga por las apariencias.
Figúrese si habrá mozas guapas allá en Sevilla, de las de mantón y flores en la cabeza, de aquellas que tanto me gustaban antes, que mirarán como una felicidad ser amadas por el Gallardo... Lo mío se acabó. A usted le duele en su orgullito de hombre famoso acostumbrado a los éxitos, pero así es; se acabó: amigo y nada más. Yo soy otra cosa. Yo me aburro y no vuelvo nunca sobre mis pasos.
Palabra del Dia
Otros Mirando