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Actualizado: 10 de junio de 2025


Sin embargo, no negaré que en el cerco de una plaza ó una fortaleza, las compañías de pedreros y bombardas prestan magno servicio y abren á los verdaderos soldados la brecha que necesitamos para ir á verle de cerca la cara al enemigo.... Pero ¿qué esto? Alguien gravemente herido ha pasado hace poco por aquí. ¡Mirad!

Silas, agitado por el temor más grande que podía asaltarlo, se precipitó hacia afuera gritando: «¡Eppie!», y corrió rápidamente hacia el espacio sin cerco, explorando las cavidades secas en que hubiera podido caer e interrogando en seguida con los ojos asustados la superficie lisa y rojiza del agua. Gotas frías de sudor le mojaron la frente. ¿Cuánto tiempo haría que había salido?

Los novelistas han introducido en la sociedad multitud de ideas erróneas. Son los falsificadores de la vida, y por esto deberían ir todos a presidio. JOAQUÍN. Tu dinero nos serviría para ir pasar dos días, tres. Luego volveríamos a la misma situación de miseria, y como tus riquezas no habían de ser tales que yo pudiera con ellas romper este cerco en que me hallo... JOAQUÍN. Ta, ta, ta.

46 Cuando oyeron esto todos los que estaban en la torre de Siquem, entraron en la fortaleza del templo del dios Berit. 47 Y fue dicho a Abimelec como todos los de la torre de Siquem estaban reunidos. 50 Después Abimelec se fue a Tebes; y puso cerco a Tebes, y la tomó. 52 Y vino Abimelec a la torre, y combatiéndola, llegó a la puerta de la torre para pegarle fuego.

Todo en Doña Clara manifestaba salud y lozanía, y, sin embargo, en torno de sus ojos, fingiéndolos mayores y acrecentando su brillantez, se notaba un cerco obscuro, como el morado lirio. Era Doña Clara más alta que su amiga Lucía, bastante alta también, y, aunque delgada, sus formas eran bellas y revelaban el precoz y completo desenvolvimiento de la mujer.

Ellos dicen que su paraíso no es sino verjeles; pero entretanto, y por lo que acontecer puede, no son sus moradas sino otros tantos paraísos. ¡Descreídos! ¡Y nosotros siempre astrosos y sin tener un árbol donde gozar la sombra y la frescura!" Mientras esto él imaginaba, un suelto mancebo danzaba en medio del cerco lo más galanamente posible.

Después de penosas operaciones, por lo fangoso del terreno de Buhayen, la fortaleza de Moncay, Régulo del país, que era el que provocara la campaña, sufrió estrecho cerco hasta que los defensores de ella, comprendiendo que era inútil la defensa, la incendiaron y abandonaron á media noche; para ésto atacaron con furia nuestras líneas á fin de escapar y facilitar la huída de sus familias.

El rey Amad-Dola se vió cojido en las redes que él mismo había ayudado á tender, y no sabia que partido tomar: y sin responder al rey Radmir cuidó de fortificar la ciudad cuanto le fué posible, y proveerla para el cerco que esperaba.

Si al recorrer los extensos tubiganes y cocales que rodean á Tayabas oís plañidera guitarra y dirigís vuestros pasos en busca del tañidor; si al llegar al cerco de la casa donde salen los acordes, veis los tapancos y caranes alzados, notando en el interior profusión de gente que con gran silencio escucha á una india que perezosamente canta y baila al son de la guitarra, siguiendo con gran cuidado las ondulaciones de su cuerpo, el equilibrio de una taza que mantiene en la cabeza; si de cuando en cuando el silencio de los que escuchan es sustituído por el característico grito de alegría del indio y á veces con un palmoteo semejante al que acompaña las canciones andaluzas; si subís la escala de caña y bejuco y tomáis asiento entre aquella reunión, que sin preguntaros quién sois, ni quién os presenta, os acoge con cariño y os da lo que tiene; si entendéis el tagalo y lleváis algún tiempo en el país, desde luego comprenderéis que á vuestra llegada se bailaba y cantaba el cumintán. ¿Qué es el cumintán? dirán aquellos de nuestros lectores que no conozcan las costumbres tagalas.

Pasaban casi todo el día sentados frente al cerco, abandonados de toda remota caricia. De este modo Bertita cumplió cuatro años, y esa noche, resultado de las golosinas que era a los padres absolutamente imposible negarle, la criatura tuvo algún escalofrío y fiebre. Y el temor a verla morir o quedar idiota, tornó a reabrir la eterna llaga.

Palabra del Dia

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