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A well-stored cellar was that of the Comandante. In addition to his being military governor, he was, as already hinted, collector of the derechos de consume, or custom-house dues. Hence he was the recipient of many a little present, as now and then a basket of champagne or a dozen of Bordeaux. His company had got fairly into the wine.

Cuando se dice que nuestro estado social no está preparado para el sufragismo, que la mujer no está suficientemente educada para ejercer sus derechos políticos, quiero preguntar si es que hemos necesitado decir lo mismo cuando importamos e implantamos en éste país las instituciones democráticas que son la base y el fundamento de nuestra sociedad actual.

El argumento de la falta de preparación suficiente de la mujer filipina favorece y justifica la posición intelectual de los imperialistas de una metrópoli que no encuentran a una colonia jamás preparada o educada suficientemente para recibir sus derechos soberánicos.

Ella ha tomado insensiblemente su puesto en la vida pública y ayuda y dirige al hombre aún cuando éste no se percate de ello, y aún cuando no se la reconozca derechos para ello.

The Comandante had gambled enough for that day; and but for a little peculation which he enjoyed upon the mining "derechos," and other little customs dues, he would have felt his losses still more severely. Out of the derechos, however, he knew he could square himself at the expense of the vice-regal government.

Moebius está encarnado en nuestros códigos, rige nuestra política y preside todas las modalidades de nuestro vivir social y político, en forma tal que hay motivos para avergonzarse que en plena época de reivindicaciones, cuando todas las clases han obtenido sus derechos a la libertad y a la igualdad, la mujer ha permanecido indefinidamente sujeta al mismo nivel como en los siglos de sujeción y esclavitud.

Recordad que se ha dicho siempre que el Cristianismo elevó la condición de la mujer y la dió más derechos; y sin embargo los pueblos cristianos son los que rodean a la mujer de mayores consideraciones y respetos.

Y por esto quiero y pretendo para la mujer derechos políticos, porque entiendo que uno de sus resultados será enriquecer, mejorar y favorecer sus aptitudes y aspiraciones para servir a los altos ideales de la vida y de la sociedad.

Pero la ley obliga tanto a la mujer como al hombre; el Código Penal alcanza con su espada las infracciones cometidas por uno y otro sexo, y el impuesto y la contribución gravan lo mismo la riqueza masculina que la femenina. Es decir, ante la ley, los deberes son los mismos, pero los derechos, no.

Cuanto más retrasemos la concesión del sufragio femenino sería tanto más en nuestro daño, porque es lo mismo que impedir que la semilla de ahora se convierta en planta y a su sazón apetitosos frutos. No, nuestro país no necesita imitar la lentitud con que han procedido las viejas naciones en reconocer los derechos de la mujer.