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Aunque el autor no lo dice, y hace bien en no decirlo y en terminar donde termina, el lector puede suponer que, no castigado por la ley, porque su rival moribundo dice que su matador ha sido otro, cuya negra traición ha causado la riña, el vencedor y amante de Trini se casa al fin con ella después de haberla vengado.

Sed verum est quod judicium et efficacia hujus cognitionis, per quam naturam animæ cognoscimus, competit nobis secundum derivationem luminis intellectus nostri averitate divina, in qua rationes omnium rerum continentur, sicut supra dictum est. Unde August, dicit in 9 de Trini.

El amante, misteriosamente amado por Trini, sabe que ella le ama, y sabe su deshonra y quién ha sido la causa de ella, todo por una involuntaria revelación de la misma Trini, la cual estaba decidida a callarse, aunque la matase el silencio, para no ocasionar una lucha sangrienta entre los dos rivales, valerosos y poco sufridos ambos.

Trini, su heroína, se parece, no por imitación, sino por coincidencia, a la dama de Calderón, en la comedia titulada No hay cosa como callar; pero Trini es más noble, más amorosa, más real y más humana que la dama de Calderón. Mejor que ella, siente, piensa y se conduce Trini.

El hombre que ama a Trini es excelente y muy celoso de su honra. Trini no quiere ni debe engañarle. Y Trini no puede unirse con él, mientras viva el hombre que la burló y bajo cuya mirada se moriría de vergüenza. Los casos y lances por donde llega el autor a resolver este conflicto, no pueden ser imaginados ni presentados con mayor naturalidad, verosimilitud, interés creciente y pasmoso ingenio.

Y por arte admirable, Trini se expresa sin frases alambicadas y sin tiquis miquis primorosos, en el habla llana y vulgar de una mujer del pueblo.

El burlador de Trini vuelve de Buenos Aires, donde ha pasado años y donde ha ganado bastante dinero. Quiere reparar su falta, casándose con Trini; pero ésta no es como la dama de Calderón, que acepta al burlador por marido, porque sólo piensa en restaurar su honor y porque no ama a nadie. Trini ama a otro y rechaza al burlador, que no le inspira amor, sino repugnancia.

¡No necesito más! ¡La Trini! exclamó Tristán riendo también; luego añadió bajando la voz : Efectivamente... rubia con ojos negros... no es extraña la equivocación. ¡No digas sandeces, Tristán! Si tu cuñada te oyese te arrancaría los ojos. ¡Confundir una madonna de Rafael, una estatua de Praxíteles con esa moza de cántaro! Y a propósito, ¿te pega mucho Clara? ¡Todavía no! exclamó el poeta riendo.

Como la dama de No hay cosa como callar, Trini ha sido víctima de la violencia de un hombre; pero, con igual honradez y delicadeza que la dama, si Trini no concede su amor a ningún otro galán, por considerarse deshonrada, todavía es muy superior a la dama, porque se enamora de otro y lucha con su ardiente pasión y finge desdeñar a quien la adora y de quien ella está prendada.