United States or Saint Barthélemy ? Vote for the TOP Country of the Week !


Mas al trasponer la puerta exterior, una mujer del pueblo, que sin duda me aguardaba, vino a mi encuentro, diciéndome con el acento exagerado de la plebe andaluza: Señorito, perdone su mersé. ¿No e su grasia don Seferino? Ceferino me llamo respondí mirándola con sorpresa.

Aprovechando la ocasión en que los demás hablaban entre , me dijo en voz baja: Don Seferino, si alguna vez le hase farta un hombre..., ya sabe usté..., ¡un hombre!..., cuente usté conmigo. Aunque había cierta vaguedad en él, acaso por esto mismo me hizo profunda impresión el ofrecimiento. Eso de necesitar un hombre ¡era tan enérgico! Dormí aquella noche bastante agitado.

Con el coraje que cualquiera puede suponer me lancé a ellos, diciendo en voz alta, casi a gritos: ¡Alto! ¿Adonde llevan ustedes a esa señorita? ¡Seferino, sálvame! gritó Gloria, tratando de acercarse a y siendo retenida fuertemente de un brazo por don Manuel. ¿Y a usted qué le importa? dijo éste con mirada y actitud agresivas, pero en voz baja.

Todos me recomendaban el ánimo. ¡Mucho ánimo, ¿eh?, don Seferino! Me mimaban, me festejaban, andaban todos solícitos para traerme cualquier cosa que me apeteciese; pero siempre con una expresión entre dolorida y afectuosa, como si se tratase de un reo en capilla.

Como formaba demasiado bulto para un sobre común, me vi precisado a fabricar otro, para lo cual pedí las tijeras a Matildita, que no dejó de echar una mirada penetrante a los pliegos escritos que estaban sobre la mesa. Don Seferino, uté escribe largo y no come... ¡Malo! Vi en lontananza una nube de consejos presta a reventar sobre .

Eduardito y Olóriz daban pormenores a otros huéspedes recientes, que, enterados ya por los periódicos, me miraban con una curiosidad y respeto que contribuían a inflarme. Antes de concluir, Matildita vino a decirme al oído: Don Seferino, hay ahí una mujer que pregunta por usté con mucha prisa.