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Esta proposicion que resume todo el sistema de Vico, no puede afianzarse en nada; y el filósofo napolitano se encontraría detenido en sus primeros pasos con solo pedirle la prueba de lo que afirma. ¿Por qué la inteligencia solo conoce lo que hace? ¿Por qué el problema de la representacion no ha de tener solucion posible sino en la causalidad?

Otros judíos de los espulsos de España, arribaron en nueve carabelas á Nápoles, i como habian contraido varias enfermedades en la navegacion, ocasionadas por los muchos que iban dentro de tan pequeños bajeles, infestaron al reino napolitano con tal peste, que solo en la capital murieron á sus rigores mas de veinte mil personas.

Estando en nuestra población la célebre hija de Avila, fué retratada por el napolitano Juan de Narduck, que había sido discípulo de Coello y que á la sazón era religioso lego conocido con el sobrenombre de fray Juan de la Miseria, conservándose hoy este retrato en el convento de carmelitas de San José, y el cual, si no es una perfecta obra de arte, es por lo menos, el más auténtico retrato que existe de la reformadora.

Finalmente, don Quijote se sosegó, y la comida se acabó, y, en levantando los manteles, llegaron cuatro doncellas, la una con una fuente de plata, y la otra con un aguamanil, asimismo de plata, y la otra con dos blanquísimas y riquísimas toallas al hombro, y la cuarta descubiertos los brazos hasta la mitad, y en sus blancas manos -que sin duda eran blancas- una redonda pella de jabón napolitano.

En esta fortaleza se encerraba en otros tiempos la corta guarnición española para apuntar sus bombardas y culebrinas contra el pueblo napolitano cuando no quería pagar más gabelas é impuestos. Sus muros se habían levantado sobre las ruinas de otro castillo en el que Federico II guardaba sus tesoros, y cuya capilla había pintado Giotto.

Don Isidro, tráiganos pa aquí a esa güena moza... ¡Retrechera!... ¡Cachonda! Otros, que habían vivido en la Argentina, se unían a este coro de entusiasmo murmurando con arrobamiento: ¡Preciosura! ¡Lindura! Un napolitano suplicaba a Maltrana, con humildad, como si fuese el dueño del buque: ¡Siñor, que nos la echen!... ¡Mande que nos la echen!

Circularon rumores de que los dedos de la reina Juana habían jugado algunas veces con aquella rubia barba, y efectivamente el señor de Védène tenía el glorioso aspecto y el mirar abstraído de los galanes amados por reinas... Aquel día, para honrar a su nación, había sustituido su vestido napolitano por un capisayo bordado de rosas, a la provenzala, y sobre su capillo temblaba una gran pluma de ibis de Camargue.

He dicho que el sistema del filósofo napolitano expresaba un hecho generalmente reconocido, mas que por su parte lo habia exagerado. No cabe duda en que el entendimiento crea en algun modo las ciencias ideales ¿pero de qué manera? de otra sino tomando postulados, y combinando los datos de varias maneras.

Campistrón, domínate; se trata de responder á estos señores. Quieren saber dónde está la compañía de Novelli. ¡Novelli! ¡Novelli! dijo desdeñosamente el antiguo tenor. , por cantar con ese polichinela napolitano me dejó Jenny. ¡Una muchacha que yo hubiera colocado en la Ópera si hubiera querido escucharme! Pero no; se empeñó en cantar de pecho... ¡Ella, cantar de pecho! ¡Horror!

Son también traducciones ó imitaciones de originales españoles la mayor parte de las comedias del toscano Pisani, del napolitano Ignazio Capaccio, del catanés Pietro Capaccio, del amalfitano Tommaso Sassi, de Onofrio di Castro y de Andrea Perrucci.