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Las borrascas marítimas, los torbellinos de la atmósfera, los trágicos diálogos de los dos Océanos, las tormentas magnéticas llamadas auroras boreales, toda esa fantasmagoría parecíales la Naturaleza furiosamente turbada é irritada, la lucha de Satanás. Durante tres siglos, los progresos fueron lentos.

Sin embargo, una que otra vez al encontrarse en los pasillos le dirigía miradas magnéticas que la fascinaban y profería unas buenas noches preñadas de ideas disolventes. Como es natural, la bella tramoyista no dejó de sospechar el género de pensamientos que dentro de la barretina se escondían, y en su consecuencia decidió ruborizarse hasta las orejas siempre que tropezaba con el tigre-traspunte.

El corazón femenino mantiene, sin duda, más estrechas relaciones que el masculino con las fuerzas magnéticas que obran secretamente en el seno de la Naturaleza. Cuando hubieron andado buen trecho por la calle Mayor, donde vivían, cruzaron a su lado sin verlos Vicenta y Encarnación, doncella y niñera respectivamente de su casa.

Ya se divertiría después; pero ahora pensaba en su responsabilidad; iba y venía, dirigía aquello como una batalla; se asomaba a veces a la puerta del comedor y rectificaba los ligeros errores del servicio con miradas magnéticas a que obedecían Pepa y Rosa como autómatas, disciplinadas a pesar de la expansión y la algazara, cual veteranos.

Villafría, población muy adelantada, producía este efecto en el P. Enrique. Nada amilanaba su corazón, ni allí tenía que temer nada; pero su entendimiento estaba amilanado y reconocía su carencia de influjo. No afirmo yo que se establezcan corrientes magnéticas; pero, sin decirlo como verdad, puedo decirlo como imagen; entre sus paisanos y él no había corriente magnética alguna.

En 1838 Francia, Inglaterra y América hicieron tres expediciones en interés de las ciencias. El ilustre Duperrey había abierto el camino de las observaciones magnéticas, que se deseaba continuar bajo el mismo polo. Los ingleses confiaron esta misión á una expedición al mando del ya citado James Ross. Fué aquella expedición modelo, donde todo estuvo calculado, escogido, previsto.