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Los Yahgan habitan hoy el estremo de la Tierra del Fuego. La carne de las ballenas que á la costa arrojan las tormentas polares, es uno de los manjares mas deseados por ellos, tanta es la miseria en que viven. Sin embargo, algunas de sus costumbres contrastan con ese triste medio.

La distribucion de las tormentas segun las varias regiones, no deja de ser un fenómeno curioso. Durante elestío, torrentes de lluvia inundadan la tierra; jamas se oye entretanto el estampido de un trueno, y hasta el viento parece mantenerse quedo. En la estacion del invierno, es decir, desde mayo hasta setiembre, el tiempo es generalmente hermoso, y los vientos varian de norte á nordeste.

Muchas veces, en pleno invierno, se aligera el cielo, huyen las nieblas y queda el mar azul, admirable; pero nunca la playa de las Ánimas da una impresión de serenidad, de belleza, como en otoño, después de pasar las tormentas equinocciales.

El dia de San Andres, dos despues de esta desgracia, nos hicimos á la vela á Amberes: padecimos tan gran tempestad, que juraban los marineros que habia veinte años, ó que en todo el tiempo que navegaban, no habian visto tormentas mas crueles, ni tan horribles torbellinos.

Cada lecho estaba cubierto con un toldo para defenderse cada cual de los terribles zancudos ó mosquitos, y la apariencia general era como de un hospital de campaña, un campamento ó un cementerio flotante. El Irlandes, que después de trabajar como un Sansón habia tenido la prevision de beber como una bomba, dormía cerca de , y roncaba con la terrible majestad de las tormentas andinas.

Ni fue quizá sin misterio el morir aquella mujer anegada en óleo, símbolo de la clemencia, pues si al un cómplice la misericordia le mata, ¿qué no le queda al otro que temer de la Justicia? Y si una balsa de aceite sabe hacerse tempestad para anegar a un delincuente en tierra firme, ¿qué tormentas de vengadoras olas no le han de sepultar en el mar airado al cómplice del delito?

Y si nosotros somos crueles, codiciosos, traicioneros, y sobre todo temerosos de Dios, que, según Buckle, es la peor de las cualidades, todo ello consiste en que en España no hay lluvias regulares sino feroces tormentas y prolongadas sequías, y además tal multitud de terremotos, que nos tienen siempre con el alma en un hilo y con el corazón en un puño y producen en nosotros la crueldad y la intolerancia religiosas.

Es el aire más húmedo que seco, a causa de los muchos bosques y ríos, y en los pueblos inmediatos a ellos se experimentan en el invierno frecuentes neblinas, que duran hasta las 10 del día. Son frecuentes los huracanes, y mucho más las tormentas de truenos, en que caen algunas centellas, y no se experimentan terremotos.

Conocimos que amenazaba una de aquellas tormentas que tan formidables son en las sierras de Gredos y de Jaranda, y como teníamos que andar tres leguas para regresar al Baldío, y ya no nos quedaba más que ver, aunque mucho que meditar en aquellas ruinas, nos apresuramos á montar á caballo, henchida el alma de mil confusas ideas, que he procurado ir fijando y desenvolviendo en los humildes artículos á que doy aquí remate.

El amor viene como vienen las plagas, las tormentas, los huracanes; como la luz cae de los astros; como el aire corre por la atmósfera. ¿Qué intentan los padres contra ese misterio de la vida? ¿Qué quieren hacer para que el ambiente no corra, y el huracan no sople, y la luz no descienda, y el contagio no infeste, y el trueno no estalle? ¿Qué pretenden contra el huracan, contra el contagio, contra el ambiente y contra la luz?