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Era hombre afable, modesto, que con todos los vecinos alternaba sin atender a su condición social, extremadamente servicial, siempre que no se tratase de dinero, y poco amigo de imponer su voluntad ni contradecir a nadie. Pero si declinaba enteramente las preeminencias del nacimiento, en cambio era celosísimo de sus derechos de propiedad.

Quiere matar al desconocido mandinga, de quien está celosísimo; pero en lugar de bajar la escalera, se ve obligado á subir por el mismo cañón de la chimenea para no ser visto de cierto Conde que entra á la sazón en la casa.

Desde que Juanita tuvo seis años don Pascual, prendado de su despejo y de su viveza, se había esmerado en enseñarle a leer y escribir, algo de cuentas y otros conocimientos elementales. Juanita había tenido en el maestro de escuela un admirador constante y útil, porque había sido para ella, a falta de aya, ayo gratuito y celosísimo.

De dicho desembarque conservará eterna memoria aquel pueblo. En el barrio de Bujatan se halla el canal de su nombre, abierto en 1868 bajo la dirección del celosísimo Alcalde mayor D. José Fezed, empleándose en los trabajos todos los polistas del partido de Tabaco por espacio de tres meses. El 24 de Junio de aquel año atravesó dicho Alcalde mayor el canal en una falúa.

Y así, navegando á todas partes por el río en afán continuo, sin tomar reposo ni descanso, gastaron cerca de siete meses hasta mediado Agosto; pero no sufriéndole el corazón al celosísimo P. Arce que se frustrase aquel viaje y tantas fatigas como habían sucedido los años pasados, tomó una resolución que sólo la pudo excusar de temeraria su ardientísimo celo de las almas, su confianza en Dios y el amor que tenía á estas Misiones, como primer Apóstol de ellas; y fué que dejada la barca y escogidos doce indios, los más valientes y fervorosos en la fe, emprendió el viaje por tierra con ánimo firme de buscar las Reducciones de los Chiquitos, aunque fuese con peligro de caer en manos de los bárbaros que le quitasen la vida, ó de morir de hambre y sed por aquellos desiertos y tierras incógnitas.

Y don Benigno cumplía su cometido como pastor vigilante y celosísimo, rondando el rebaño noche y día, para que el lobo no le arrebatase las ovejas, y criando algunas con esmero y a la mano para ofrecerlas al esposo bíblico. Nada puede igualarse al ardor con que don Benigno procuraba esposas al Altísimo.