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Actualizado: 2 de mayo de 2025


Las únicas noticias históricas que se nos han transmitido de algunos edificios religiosos erigidos en esta ciudad por los musulmanes, las debemos al analista Zúñiga, el cual consigna en sus «Anales» las mezquitas que fueron convertidas, en templos cristianos á partir del año 1248.

Al darle a tales coplas, cantadas, como suele decirse, a palo seco, sin compás ni ayuda de instrumento alguno, y sólo con la buena o mala compañía de su áspera garganta, hele ahí que asoma por alto de la senda un galán y sobremanera bizarro caballero, que siendo el mismo que la pasada noche se presentó en fiesta, todavía se ostentaba ahora con todos los arreos de galas, plumas y argentería convenientes a la gentileza y calidad de don Lope de Zúñiga.

Las llevo siempre conmigo; la reina por ahora no se atreve... pero si vuestros enemigos... si fray Luis de Aliaga... Ya os he dicho que Olivares, Uceda y Zúñiga, se sienten sin fuerzas, se rinden y vienen á buscarla en ; vuestro celo, don Rodrigo, os hace muy desconfiado. ¿Qué, creéis que yo no tengo poder?

Clara se opone porque su amante no participe de su vergüenza. Mientras tanto, vienen á la casa de Malec el corregidor Zúñiga y Don Fernando de Valor, otro descendiente de los reyes de Granada, que se ha hecho también cristiano, para anunciarle que, hasta la resolución de la contienda suscitada, ha de servirle su casa de cárcel.

Doncella replicó el soldado ; yo no qué rincón del mundo no habrán ya visitado mis compañeros; pero cuando yo dejé las banderas del Emperador, quedaban nuestros tercios en Alemania, prestos para pasar el Danubio, y el que obedecía al bravo como mancebo Lope de Zúñiga, ya os he dicho... Adiós, soldado le dijo la doncella dando un blando suspiro . Adiós.

Allí va el Conde de Garcíes, Quesada y andaluz gallardo, el Marqués de Velmar , el Marqués de Tarazona, Conde de Ayala, Toledo y Fonseca, el Conde de Santisteban y Cocentaina y el Conde de Cifuentes, divinos ingenios; el Conde de la Calzada, y tras él, el Duque de Peñaranda, Sandoval y Zúñiga.

«Domingo Abad de los Romances y Nicolás de los Romances quedaron avecindados en Sevilla, que consta de escrituras del archivo de la Santa IglesiaDiego Ortiz de Zúñiga, Anales eclesiásticos y seculares de Sevilla. Edición de Madrid, 1795, tomo I, pág. 196.

Desde el comienzo de su reinado, el Rey, nuestro augusto amo, veíase atormentado de una enfermedad de que nadie había logrado aliviarle; el señor Zúñiga, médico de la corte, llegó a perder la esperanza; y todo lo que había podido descubrir era que esta enfermedad tenía mucha semejanza con una inventada por los ingleses y que ellos llaman spleen.

Doña Clara salió, y la reina se quedó murmurando: Ve, ve á soñar con tu primer amor. ¡Dichosa que amas! ¡Dichosa que puedes amar! Y dos lágrimas asomaron á los ojos de Margarita de Austria, que tuvo buen cuidado de enjugarlas porque se sentían pasos en la cámara. Se abrió la puerta y apareció la camarera mayor; con ella venían la condesa de Lemos y la joven doña Beatriz de Zúñiga.

El sabio cronista de los viajes por Filipinas, del General D. Ignacio María de Alaba, Frey Joaquín de Zúñiga, escribe en un manuscrito, valiosa joya que guardan los archivos de San Agustín, cuyo hábito vistió, lo siguiente: «El genio de los indios, según los autores que han escrito de ellos, es un embolismo de contradicciones; dicen que al mismo tiempo son humildes y soberbios, atrevidos y cobardes, crueles y compasivos, perezosos y diligentes, y refieren de ellos otras mil contrariedades como estas.

Palabra del Dia

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