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Actualizado: 20 de junio de 2025
»La Casa de la Salina se fundó en los últimos años del siglo XV, en que tuvo lugar la tradición referida. Los escudos de cinco estrellas que en la fachada, en el interior y por todas partes del edificio se encuentran, no dejan lugar á dudas sobre la familia á que pertenecía el fundador. El escudo es de los Fonsecas.....
Desde los comienzos del siglo XV aparecen ya artistas de cuyas obras se tiene más conocimiento, y algunas se conservan, aunque sea dificilísimo precisar el nombre de sus autores.
Su parte interior nada tiene de notable, pero el exterior, grandioso por sus proporciones, es sumamente curioso por el contraste que ofrecen sus dos fachadas magníficas; la una enteramente gótica, pero del gótico florido y flamante del siglo XV, extraordinaria por su ornamentacion; la otra de estilo italiano ó del Renacimiento, dividida en tres órdenes superpuestos de columnatas, dórico abajo, jónico en el medio y corintio en el superior.
Al canon del concilio de Aranda sucedieron en breve diversas prohibiciones análogas . Sin embargo, los desórdenes no se extirparon del todo, á pesar del celo mostrado por los superiores eclesiásticos, y merecieron en el siglo siguiente la condenación más severa. España á fines del siglo XV. Juan del Encina. La Celestina. Gil Vicente.
Al divisarlas a lo lejos, se componía instintivamente el pelo, sacaba el pie calzado con zapatito Luis XV de tafilete, y paseaba su mano nerviosa por los morenos encajes de su pañoleta, haciendo destacar la flechilla de turquesas que la prendía.
La ley, que había empezado por ser la expresión de la voluntad del pueblo, acabó por ser nada más que la expresión de la voluntad del príncipe, según la máxima de las Institutas, que sir John Fortescue declaraba en el siglo XV "completamente extraña a los principios de la ley inglesa": quod principe placuit, leges habet vigorem.
Ella, con esa alegría infantil de quien ostenta una adquisición nueva, le dijo: Mire Vd. mi compra. En todo Madrid no hay otro igual. Y barato. Cinco mil reales. Pepe, al examinar el espejo, hizo un gesto involuntario. ¡Qué! ¿Es feo? Luis XV, barroco puro... ¿O le parece a Vd. caro? No; es precioso. Entonces... ¡Vamos, hombre, hable Vd.! ¿Vale menos de lo que me ha costado?
Sir Carlos está conforme con mi suposición de que usted ha sido herido con uno de esos pequeños y antiguos puñales con hojas perforadas, que tanto se usaron en Italia durante el siglo XV. ¡En Italia! grité, despertando en mí al solo nombre de ese país la sospecha de que el atentado debía haber sido cometido por Dawson o por su íntimo amigo, el monje de Lucca.
En cambio, nuestros hombres del día acaso inspiran desdén y lástima, no sólo á los lores, sino á los yankees. ¿No dependerá esto, más que del mérito diferente de unos y de otros, de los caprichos de la ciega fortuna? ¿Son más tontos ó menos valerosos los españoles del siglo XIX que los de los siglos XV y XVI? ¿Está la inferioridad en la poca fe religiosa del día?
Los compañeros más abyectos eran buenos para él y más de una vez se le vio en los arrabales sentado ante un jarro de vino tinto, a la mesa de una taberna. Es muy difícil, en el siglo XIX, encanallarse con elegancia. Unicamente la corte de Luis XV intentó este esfuerzo con algún éxito.
Palabra del Dia
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