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Actualizado: 10 de julio de 2025
Pues vestíos, vestíos, doña Clara; dentro de poco vendrán por vos y por vuestro esposo, el conde de Olivares representando al rey, la duquesa de Gandía representando á la reina, como que son vuestros padrinos. Además, permitidme un momento y doña María salió y volvió á entrar trayendo un cofrecillo en las manos , la reina me encarga que os prendáis estas joyas que os regala.
La negra trajo á Dorotea un magnífico manto de terciopelo; la joven se puso algunas joyas, se arregló un tanto los cabellos, y salió. Montiño se quedó solo en la sala sin saber lo que le acontecía. Poco después asomó Quevedo á la puerta. De seguro dijo habéis cometido alguna torpeza, amigo Juan. No por cierto; creo que la torpeza, aunque parezca extraño, viene de vos.
No os apuréis, buena mujer, que yo espero mejorar algo el cuadro, dijo Roger, si vos me dáis los colores y pinceles del artista Ferrus.
A mi no me hacía falta, absolutamente falta nada de lo que me habéis dado; me trataba muy bien antes de conoceros, y tan cierto es esto, que os he llamado para devolveros todo eso, y salir antes que vos de esta casa, si no quedamos en lo que hemos de quedar. ¡Qué decís!
Envìame del monte consagrado Ayuda con que pueda aquí, sin dolo, Al mundo publicar, en nueva historia, De cosas admirables la memoria. Mas ¡qué digo de Apolo, Dios eterno! A vos solo favor pido y demando. Què mal lo puede dar en el infierno El que en continuo fuego está penando.
Disimuló, no obstante, y dijo: Pues que del relato de vuestra historia estamos pendientes, seguidla, que ya veis con cuánta atención y buen deseo os escuchamos. No ha de ser sin que vos acabéis vuestro relato, señora, dijo Margarita, que lo que del mío queda, aunque sea bien doloroso, es harto breve.
Gran ventura ha sido para mí, dijo Duguesclín, la de haber conocido y tratado en tan excepcionales circunstancias al caudillo famoso cuyo nombre tantas veces me anunciara la fama. Pero es fuerza separarnos, porque mi puesto está al lado del rey de España, á cuyas órdenes debo ponerme antes de que vos crucéis las montañas de la frontera.
Enrique; solos estamos: Sacad la espada, que quiero Saber de mí á vos, estando En vuestra casa, y los dos En este cuarto encerrados, Quién en Castilla merece Por el valor heredado Ser Rey, ó vasallo lobo En Extremadura. Mostraos Soberbio agora conmigo Y valeroso, pues tanto Desgarráis en mis ausencias.
¿Estás enamorada, Dorotea? No lo sé. Esa contestación me asusta. Y ¿por qué? Cuando una mujer no ve claro en su corazón... Prueba que está ni dentro ni fuera. Te creo demasiado dentro. Puede ser. ¿Me hablarás la verdad si te pregunto? Nunca os he engañado, me servís de padre. Padre que ahora hace bien poco por ti. Vos habéis hecho cuanto podíais por mí.
NARV. Para mí no hay, Nuño, en fin, Peligro dificultoso. Yo he de ir a Coín. Vos, Páez, Tened a punto la gente Por si fuere conveniente. ARDIN. Seguro estás, gran Narváez. NU
Palabra del Dia
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