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Actualizado: 11 de julio de 2025
Se puso éste con calma los anteojos, la leyó atentamente y luego sacudió la cabeza con tristeza. ¡Pobre Manuel! Un antiguo agente de negocios, compañero suyo, había quedado arruinado tiempo hacía; venía viviendo en la mayor miseria y por fin le notificaba que el casero le había puesto los muebles en la calle y le pedía por el amor de Dios que le diese veinte duros.
Esto de las muertes es como las cerezas. Se tira de una y las otras vienen detrás a ocenas. Hay que matar pa seguir viviendo, y si uno siente lástima, se lo comen. Hubo un largo silencio. La dama contemplaba las manos cortas y gruesas del bandido, con sus uñas roídas.
Se veían los dos por los montes de Navarra y de Guipúzcoa al frente de una partida, viviendo siempre en acecho, en una continua elasticidad de la voluntad, atacando, huyendo, escondiéndose entre las matas, haciendo marchas forzadas, incendiando el caserío enemigo... ¡Y qué alegrías! ¡Qué triunfos!
Eppie tenía ahora un jardín mucho más grande de lo que nunca había esperado poseer, y el propietario, señor Cass, había hecho muchas mejoras para responder a las necesidades de la familia Silas, vuelta más grande. Porque tanto ésta como Eppie habían declarado que preferían seguir viviendo en las Canteras a ir a ocupar otra casa.
Siguieron viviendo bajo el mismo techo, pero en habitaciones independientes, separados de común acuerdo, él, sin consuelo a su amargura, ella sin freno a sus desórdenes: y cuando ya este apartamiento era público, cuando ni amigos ni parientes, ni conocidos lo ignoraban, Sacramento tuvo un hijo, que, según las leyes, fue bautizado como heredero del nombre cuya deshonra confirmaba.
Constantemente ocupados en la navegacion, la pesca, la caza y la agricultura, se mantenian siempre pacíficos, y evitaban toda enemistad con sus vecinos, viviendo con ellos en perfecta armonía. Su industria se limitaba al tegido de géneros para sus vestimentas, á la fabricacion de armas, y á la construccion de canoas semejantes á las de los Moxos.
Le sería necesario para ello una enérgica concentración de su memoria. Además, el ingeniero también se había desfigurado con los años. Sin embargo, ella, por instinto profesional, presintió que no era la primera vez que estaba junto á este hombre. Sus sentidos de mujer de presa y de hembra perseguida, obligada á defenderse y viviendo en perpetua inquietud, parecieron avisarla.
El servicio, lo impone el padre de la dalaga, dura generalmente un año, ó sea de cosecha á cosecha, viviendo muchas veces el pretendiente en la misma casa de la pretendida.
Todo esto lo ve sin duda pasar ante sus ojos, como si estuviera viviendo entonces, el que sabe leer los papiros y los lee. A veces conoce, no ya la vida de una sola persona, sino la historia de toda la familia y de sus bienes de fortuna durante algunas generaciones.
Pero Bentek, viviendo entre mudos, había acabado por tomar horror a la palabra y por perder casi la costumbre de hablar; de modo que no respondió más que por el monosílabo ¡pom!... ¡pom!... que acompañaba con gestos bruscos y precipitados. ¡Ah! ya caigo dijo Blasillo ; el viejo cormorán quiere probablemente hablar del cañón.
Palabra del Dia
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