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Actualizado: 5 de septiembre de 2025


Mando á V.C. por santa obediencia, que por ningún concepto permita reciban nuestros conventos ni religiosos cosa alguna por el servicio de embarcaciones, y recompensa de las provisiones que suplan, y solo se expresarán á continuación de estas nuestras letras, las embarcaciones con la nominación de sus conventos; los víveres que de estos se sacaren con expresión singular, y todo lo demás que acredite el desempeño de nuestra obediencia al superior decreto y servicio á Nuestro Soberano y al común de la patria.

Pasó días enteros sin tocar las alforjas de víveres. No sentía hambre, y detenerse á comer representaba una pérdida de tiempo. Hacía alto al cerrar la noche para no perderse en la obscuridad; pero apenas se extendían las primeras luces del amanecer sobre este mundo desierto, reanudaba la marcha.

Mandó el Duque Coroneles para reclutar en Italia 2.000 hombres más; pidió al Virrey de Nápoles, Duque de Alcalá, auxilio, á que acudió enviándole tres naves con siete compañías de españoles, que sumaban 1.000 hombres; despachó al Proveedor general de la armada, D. Pedro Velázquez, en comisión de procurar víveres en Cerdeña y otros lugares; en una palabra, procuró rehacer aquel armamento tan castigado.

Cuando toda esta gente se marchó, anunciando que volvería al día siguiente con nuevos víveres, el gigante, sentado en la arena, pudo saciar su hambre con holgura. Hacía mucho tiempo que no había saboreado una comida igual. Hasta encontró agradable la existencia á la intemperie, siempre que Flimnap cuidase de su alimentación.

eres rico é ignoras las dificultades del momento presente. ¡Lo que escasean las cosas! ¡lo caras que cuestan!... Yo, antes, tampoco sabía nada de esto... Y le envío paquetes de víveres de los mejores; y siento orgullo al decirle con mi pensamiento: «Es con el dinero que ha ganado mamá para ti... es con mi trabajoNo sonrías, Miguel.

D. Pedro Cerviño, Ingeniero de la expedicion. D. Juan Insiarte, primer piloto de la Real Armada. D. Antonio Alonso, Capellan. D. Blas Pedrosa, lenguaraz. D. Eusebio Caraballo, baqueano. 2 Oficiales de blandengues. 100 soldados de dicho cuerpo. 20 pardos milicianos. 20 peones. 16 criados. 168 Viveres.

Voy a poner la mesa... Tenga usted quietecitas las piernas, que necesito de ellas en este momento. Juntó las suyas con las del clérigo, extendió una servilleta por encima y fue colocando los víveres. Los frascos con el vino los puso en el suelo. Me parece que no habrá necesidad de que saque los tenedores, ¿verdad?... Seamos humildes. Comamos con los dedos.

Como cuestión de anclaje, por razón de avería, descanso ó punto avanzado, tampoco sería un obstáculo Guajan, puesto que al Norte y al Sur tienen escuadras enteras, puertos seguros pertenecientes á islas deshabitadas, en las cuales no solamente podrían descansar y aguardar consignas, sino que reponer averías, refrescar aguadas y hacer víveres en la gran abundancia de puercos de monte, cageles, venados, cocos y otros productos que hay en la cordillera de islas que corren al Norte de Guaján en un trayecto de más de 10º y las que hay al Sur formando las Carolinas.

El gigante se había detenido al llegar al puerto, y la muchedumbre que le seguía se detuvo igualmente. Al ver llegar al Hombre-Montaña huyeron todos los que trabajaban en los muelles trasladando á varios buques mercantes los víveres amontonados para el avituallamiento del ejército y de la flota.

A usted le extrañará verme con este aspecto de gato friolero, buscando el sol cuando todos sudan... Pero ¡cuando le digo que vengo del Polo!... Poco a poco fue Maltrana explicando su misteriosa expedición. Venía de lo más hondo del buque, de los frigoríficos, donde eran guardados los víveres. Esto únicamente podía verlo él, que gozaba de buenas amistades.

Palabra del Dia

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