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Actualizado: 9 de octubre de 2025
Cogió un tubo acústico, sopló fuertemente y dijo en el portavoz: Campistrón, ven en seguida. Hay aquí unos señores que te van á contar cosas curiosas... Aplicó el aparato al oído, escuchó y dijo con vivacidad: Deja ese imbécil á tu ayudante y ven. Te digo que vale la pena. Que haga escalas mientras te espera.
Después de hacer una visita a Petrilla y Susana, recorrí la casa de arriba abajo. ¡De veras, no debiéramos medir el tiempo por la cantidad de días pasados sino por el número y vivacidad de las impresiones! Pocas semanas antes salía de la antigua morada, y sin embargo, si se me hubiese asegurado que en vez de días eran años los que habían pasado por mi, lo hubiera creído sin dificultad.
Entonces llevaré la vida única que me cuadra, vida agradable de dilletantismo, en algún rincón de la provincia al cual no me lleguen ni los estimulantes ni los remordimientos de París, consagrándome a admirar el talento ajeno, que debe bastar, después de todo, para, ocupar los ocios de un hombre modesto que no es tonto. Lo que acaba usted de decir es insostenible exclamó con gran vivacidad.
Entretanto, á medida que el término fatal se aproximaba, la señorita Margarita perdía la vivacidad febril de que había parecido animada desde el día en que el matrimonio quedó definitivamente arreglado. Recaía al menos por instantes, en su actitud familiar de otro tiempo, de dolencia pasiva y sombría meditación.
Por fin encontraron el secreto de ponerse de acuerdo precipitándose los dos a un tiempo a la puerta, lo que produjo un ruido espantoso y provocó una risa enorme en el interior del salón. En cuanto se restableció la calma, siguió la conversación con toda su vivacidad.
El apellido originario de mi familia es Odiot; este solo es el que llevaré en lo sucesivo. Sin embargo, reconociendo toda la vivacidad del interés que ha podido inducirle á usted á ser el intérprete de tan singulares proposiciones, le ruego omita todas las que puedan tener un carácter análogo. En ese caso, señor Marqués respondió el señor Laubepin, nada tengo que decirle.
A cada paso estaba indicada su fuerza de voluntad, su vivacidad brillante y su maravillosa potencia de ¡avance! El lo sabe todo, está seguro de lo que emprende, es ardiente en sus cosas, pero positivo. Presiéntese que no flaqueará, ni le arredrarán los obstáculos, sino que irá lejos, tan lejos como puede irse.
Es malo, es espantoso... acabó en el último grado de la indignación. ¡Ah! señor cura, señor cura... ¿Qué ha hecho usted de Magdalena? Caín, ¿qué has hecho de tu hermano? parodió dulcemente el sacerdote. Pero señora, continuó con más vivacidad, no he hecho nada malo de Magdalena, que yo sepa.
¿No ves que estás dando un espectáculo? ¿Estás loco? murmuró en voz bastante baja para que sólo de mí fuera oída, pero con una vivacidad en la expresión que me llenó de espanto. Aun estuve algunos momentos retenido por sus brazos; luego gané la puerta con él y al llegar a ella me desprendí de su violento abrazo.
A falta de vivacidad, sus ojos, grandes y garzos, conservaban cierta dulzura que debió ser durante la juventud grato atractivo, y aún sus labios, descoloridos por los años, solían entreabrirse como queriendo recordar sonrisas reveladoras de una dentadura antes blanca y firme, si ahora descarnada y amarilla.
Palabra del Dia
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