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Actualizado: 23 de julio de 2025
3 Y viendo la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, 4 y las viandas de su mesa, y el asiento de sus siervos, y el estado de sus criados, y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y sus holocaustos que sacrificaba en la Casa del SE
En el corral sólo se veían hombres vestidos de seda y bordados, jinetes amarillos con grandes castoreños, alguaciles a caballo, y los mozos de servicio con sus trajes de oro y azul.
Despertaban curiosidad en los grupos de muchachas los vestidos y sombreros de toda aquella muchedumbre elegante, libre, en la cual había algunas, justo es decirlo, que habían pecado mucho más, pero muchísimo más que la peor de las que allí estaban encerradas. Manolita no dejó de hacer al oído de su amiga esta observación picante.
Una multitud de hombres barbudos, vestidos con trajes obscuros y sombreros de copa alta, casi puntiaguda, de color gris, mezclados con mujeres unas con caperuzas y otras con la cabeza descubierta, se hallaba congregada frente á un edificio de madera cuya pesada puerta de roble estaba tachonada con puntas de hierro.
Habíase en este tiempo vestido Cardenio los vestidos que Dorotea traía cuando la hallaron, que, aunque no eran muy buenos, hacían mucha ventaja a los que dejaba. Apeáronse junto a la fuente, y con lo que el cura se acomodó en la venta satisficieron, aunque poco, la mucha hambre que todos traían.
13 Y cuando se hubiere limpiado de su flujo el que tiene flujo, se ha de contar siete días desde su purificación, y lavará sus vestidos, y lavará su carne en aguas vivas, y será limpio. 14 Y el octavo día tomará dos tórtolas, o dos palominos, y vendrá delante del SE
Las doncellas de los camarotes de lujo iban de mesa en mesa, disfrazadas de campesinas del Tirol, regalando flores. Otros criados, vestidos de buhoneros alemanes, ofrecían las chucherías que llevaban en un cajón sobre el pecho.
El fuerte olor del vino derramado y de los platos sobrantes caídos en un rincón, mezclábase con el hedor de petróleo de los quinqués. Las muchachas, enrojecidas por la digestión, respiraban con dificultad y se aflojaban los cuerpos de sus vestidos, desabrochándose el pecho. Lejos de la vigilancia de los manijeros y trastornadas por el vino, olvidaban sus remilgos de vírgenes silvestres.
Hasta los bandoleros celebran francachelas cuando acaban de dar un buen golpe.... Por aquí ha pasado la Fortuna y, sin embargo, vivimos en perpetua Cuaresma; llevamos la tristeza en el alma, como aquellos señores vestidos de negro del tiempo de los Austrias.
Al mostrar nuestro pasaporte en Mouscron nos dieron el pase sin la menor vacilacion; pero vímos que varias mujeres ó señoras fueron introducidas á una pieza reservada para que les registrasen sus vestidos, palpándoles cuidadosamente sus crinolinas y otros atavíos que suelen ser sospechosos.
Palabra del Dia
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