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Actualizado: 13 de octubre de 2025
Agrégase á lo dicho, que el Yaguarí, y el que tiene sus cabeceras mas próximas á él, vertientes al rio Paraguay, cubren perfectamente los establecimientos y navegaciones de ambas Coronas, quedando distantes de ellas las poblaciones españolas, y mas las portuguesas.
La tierra, por tres partes diferentes, Se abrió con espantable fortaleza, Y por las aberturas y vertientes Salía con furor gran espeseza De polvo, y de pedrisco, que á las gentes Mataba sin piedad esta maleza: Un indio se salvó de este pedrisco, Quedando sin lesion encima un risco.
Mientras el reino de León se afirmaba en las provincias occidentales, y sólo una vez hacia fines del siglo X se vió amenazada su existencia por el alfange de Almanzor, comenzaba á echar raices en las vertientes de los Pirineos la reacción contra el dominio musulmán, formándose diversos territorios, que se extendieron poco á poco hacia el Sud, y entre ellos, y á consecuencia de las conquistas de Carlomagno, la Marca española, después condado de Barcelona, y otro, que, partiendo de Jaca, ciudad libre, y sujeto luego á los reyes de Navarra, fué más tarde el reino de Aragón.
La naturaleza entera, con sus aguas y sus plantas, había seguido al heleno á su nueva patria. Más cerca de nosotros, en el Mediodía de Francia, pero también sobre esas vertientes del Mediterráneo que, por sus rocas blancas, su vegetación y su clima se parece más al Africa y á Siria que á la Europa templada, una fuente, la de Nimes, nos cuenta las bienandanzas del agua de los manantiales.
Sufrió el tormento de largas y angustiosas inquietudes al permanecer días enteros en la orilla del río, viendo con una indignación impotente cómo aumentaba el peligro. Las aguas eran cada vez más altas y tumultuosas, arrastrando en su corriente troncos de árboles que venían tal vez de las vertientes de los Andes, ó haciendo rodar invisibles, por el fondo de su lecho, rocas enormes.
Estos aldeanos y viejos hidalgos de Vasconia y de Navarra, esta semiaristocracia campesina de las dos vertientes del Pirineo, creía en aquel Borbón, vulgar extranjero y extranjerizado, y estaban dispuestos a morir para satisfacer las ambiciones de un aventurero tan grotesco.
Y saltan lanzas hechas astillas, relumbran rojas cien mil cuchillas, todos revueltos, todos trabados, los capitanes y los soldados, y los jinetes, y los pendones, y las banderas, y los pendones entran y salen, rugen, batallan, cristiano y moro do quier se hallan, y de la sierra por las vertientes, la sangre corre corre á torrentes.
Y luego, en medio de la llanura, la encantadora aldea de la Pelleta, con su alto campanario, blanco y esbelto, sus casas albas y su ramillete de naranjos y de jazmines. Y después, más lejos, las montañas obscuras de Medina, cuyas vertientes están cubiertas de olivos y de tejos... Os lo repito, si yo fuese monje, no elegiría otro convento que el convento de Santa Magdalena.
Estaba á gran altura, en la región de aves y nubes, entre dos abismos; á un lado está la negra sima de la torre; al otro la profundidad luminosa de las rocas y las vertientes alumbradas por el sol. El promontorio que sostiene el torreón parece otra torre de muchos centenares de metros de elevación. Y el río que serpentea en torno á su base no parece más que su foso de defensa.
Forma el septentrional el Guadalmez, que baja desde los cerros de Fuencaliente hasta entrar en el rio Zuja faldeando uno de los principales ramales de la gran cordillera; y el occidental el mismo Zuja y el Rembezar, que naciendo en las dos vertientes opuestas de una montaña, corren el uno al norte y el otro al mediodia, aquel al Guadiana, este al Guadalquivir.
Palabra del Dia
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