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Actualizado: 19 de junio de 2025
El grupo de chilenos dijo adiós a Isidro con francos ofrecimientos. Su tierra no era Buenos Aires; había menos dinero, menos lujo, pero la vida era tal vez más alegre. Godito: cuando se canse de estar con los «cuyanos», venga a hacernos una visita. No hay más que pasar los Andes. Verá mujeres con manto, como en su tierra; verá bailar la cueca. ¡Y qué remoliendas!... Véngase y no sea leso.
Pero es el caso que tenemos que hallarle; y como podría llevar muy a mal que lo intentáramos indagando aquí y allá por los pelos y señales de su vida pasada, lo cual, por otra parte, no nos conduciría al fin que nos proponemos, ya que, por especial privilegio que gozo, me es posible dar con él a la primera tentativa, véngase el lector conmigo para acabar más pronto y evitar un mal rato a nuestro personaje.
Véngase conmigo y verá cómo puede sacar un diario, sin rodar por las calles, y tratando con pobres decentes». Eso me dijiste, Eliseo, y yo me eché a llorar, y me vine acá contigo. De lo cual vino el estar yo aquí, y muy agradecida a tu conduta fina y de caballero.
Véngase aquí, don Rufo, véngase aquí gritaba uno que estaba más adelante. ¿Eres tú, Cipriano? Y empujando y tropezando, llegaba el recién venido a colocarse. Alguno más práctico encendía una cerilla, pero al instante salían voces de la cazuela: ¡Eh! ¡eh! ¡Cuidado con las narices, don Juan! Cuando va por las noches a casa de la Peonza, el diablo que cerilla enciende.
Llevose la mano a la cabeza y la retiró manchada de sangre. Notó que el brazo derecho le dolía horriblemente. «Vamos, vamos le dijo uno , véngase usted a la Casa de Socorro». Gatera... miserable... Vamos; ya eso se acabó... ¿En dónde tiene usted el sombrero? Maxi no dijo nada ni se cuidó del sombrero.
El señor de Tragomer nos acompañará, pues á Marenval le creo muy deseoso de volver á París. Véngase usted, Tragomer, decían los cow-boys; iremos hasta las altas mesetas á tirar á los bisontes.
«Pero, oiga usted, señor matamoros; si usted quiere que sea suya para siempre su señora reina de las botas nuevas, apague esas luces del tocador y véngase de puntillas, que puede oírle Eufemia, que ahora duerme ahí al lado».
A las veces, después del trabajo, me encerraba yo en mi habitación, o, cediendo a mis inclinaciones de soñador, me iba a vagar por los campos, deseoso de estar solo con mis pensamientos, con el recuerdo de Linilla. Cuando don Carlos me veía salir o advertía que estaba yo en mi cuarto, me detenía o me llamaba. ¿A dónde va usted? ¿Qué hace usted allí? Vengase a charlar con nosotros.
La tía María estaba sentada a la cabecera del enfermo. Vamos, vamos, tío Pedro le decía la buena anciana , olvídese de que es catalán y no sea tan testarudo; déjese usted gobernar siquiera una vez en su vida y véngase con nosotros al convento, que ya ve usted que allí no falta lugar. Así podré asistirle mejor y no estará aquí aislado y solo en un solo cabo como el espárrago.
¿La guitarrilla, eh? ¿Dice usted que yo le robé una guitarrilla? Vamos, no me venga usted á mí con indirectas... contestó el barbero, queriendo parecer sereno. Véngase usted aquí con pamplinas: si no le conoceremos, señor Callejón angosto. Anda, que te quedaste con la colecta el día de San Antón. ¡Catorce pesos!
Palabra del Dia
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