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Actualizado: 23 de junio de 2025
A propósito de hombres célebres, y ahora que me viene á la memoria, tambien visité la casa que habitó Goldoni, el autor de tan buenas comedias. Otra visita indispensable en Venecia es la del Seminario Patriarcal, próximo á la iglesia de la Salud.
Jaime pasó una noche en claro en un hotel de Siracusa... ¿Casarse? Mary era agradable: embellecía la vida y llevaba con ella una fortuna. ¿Pero realmente se casaba con él?... Comenzaba a molestarle el otro, el fantasma ilustre que había surgido en Zurich, en Venecia, en todos los lugares visitados por ellos que guardaban recuerdos del paso del maestro...
Jactábase donna Olimpia de la nobleza de su cuna, procuraba hacer creer que era su familia del patriciado de Venecia y que figuraba en el Libro de oro, y aun llegaba a afirmar en ocasiones que en el Tribunal de los Díez se había sentado un tío suyo.
Oigamos al conde De Daru, en su célebre Historia de Venecia, referir el suceso: «Tan inminente se creyó el peligro dice , que se creó una autoridad dictatorial después de la victoria. Un consejo de diez miembros fué nombrado para velar por la conservación del Estado.
Le vio cuando llegaba a Venecia para morir en el silencio de los canales, en aquella calma únicamente turbada por el golpe del remo, donde muchos años antes había creído perecer mientras escribía su Tristán, el himno a la muerte, pura y libertadora.
Al apearme en Venecia, entré con los demas viajeros en la sala de equipajes, en la cual todo el mundo tiene obligacion de descubrirse; no por cortesía, sino porque están allí los austríacos, mas insolentes que en parte alguna.
Pero no se obtuvo esta gran victoria sino a gran bosta; que se perdieron quince galeras, ocho mil valientes murieron: de ellos, dos mil españoles, del Papa ochocientos, y el resto de Venecia, Génova y Malta. El Mediterráneo era libre. Ya las doncellas cristianaste sus riberas no tenían que temer las excursiones de los piratas, ni verse vendidas en los harenes de los infieles.
Yo, aunque la obra es notable, hubiera deseado que no la hicieran, pues con él han quitado á Venecia su fisonomía de flotante y poética, aislada como está entre las aguas que la cercan por todas partes.
Al levantarse de la mesa, llegáron á la misma posada quatro Altezas Serenísimas que tambien habian perdido sus estados por los acasos de la guerra, y venian á pasar lo restante del carnaval á Venecia; pero ne se informó siquiera Candido de las aventuras de los recien-venidos, no pensando en mas que en ir á buscar á su amada Cunegunda á Constantinopla. Del viage de Candido á Constantinopla.
Momentos ántes de penetrar en la encantada ciudad, se cruza, en el ferrocarril por supuesto, un soberbio puente de piedra de media legua de largo, compuesto de 222 ojos, obra que costó veinte millones de reales: se llama puente de San Segundo. Le han construido para que el camino de hierro pudiera llegar hasta dentro de Venecia, como llega, pues el embarcadero está á la entrada del gran canal.
Palabra del Dia
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