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Actualizado: 22 de julio de 2025
Acostose sin cenar casi, ni hablar con nadie; permaneció largo rato sentada en la cama, tardó mucho en desnudarse, lloró sin saber por qué, se le olvidó rezar y, por fin, al deslizarse entre las sábanas sintiendo las frías caricias del lienzo, tornó a sus pasadas ilusiones, antojándosele que el ruido de los coches que pasaban por la calle era estrepitoso rumor de aplausos y que las voces de los vendedores de periódicos eran bravos frenéticos.
Fue preciso variar el itinerario y bajar por la calle de Carretas a tomar la del Arenal. Cuando los soldados atravesaron la Puerta del Sol, nadie les hizo caso. La escena fue rápida y triste: a una parte alegría, voces, trallazos y ómnibus tomados por asalto: al otro lado, el batallón desfilando entre dos hileras de vagos, vendedores y curiosos.
Esto de abofetear á los que le parecía, era procedimiento que usaba con frecuencia el famoso escribano del crimen, y así, en cierta ocasión la emprendió á bofetones con un sastre en su mismo despacho; en otra con un sillero de calle Colcheros, y con los vendedores ambulantes de la Costanilla y el Salvador lo hacía con frecuencia, llegando en sus valentías á hechos como éste, que da gráfica idea de lo que era el mozo, y que para él no existía el respeto y consideración al sexo débil.
También entraban algunos hombres; pero el mayor número de ellos permanecía en los jardinillos formando corros, comentando noticias del día acabadas de leer en los periódicos que los vendedores voceaban en torno suyo con los últimos partes del Norte.
Los vendedores de productos y servicios en el mercado mundial virtual que ha llegado a ser el internet deben estar preparados a servir un mundo virtual tan multilingüe como el mundo físico. Si quieren tener éxito, ¡deben asegurarse de que están hablando el idioma de sus clientes!"
El pillo criollo, en sus comienzos, se revela con facilidad al ojo menos observador. Le cuesta deshacerse de la cáscara del compadrito, origen común de todos ellos, que son generalmente muchachos de la última clase, vendedores de diarios ascendidos a carreros o sirvientes, y cuya educación e ilustración son casi nulas.
Adiós; que haya salud... ¡Ah!, me olvidaba: cuidado con los tiestos de la ventana. Como yo vea rezumos de agua, la echo a usted; cuente que la echo... ¡María Santísima, y cuánta planta tiene usted aquí! Es un jardín... Me parece mucho peso... ¡Qué vistas tan hermosas! Mal año ha sido este para los puestos de Navidad. Están los pobres vendedores que trinan.
Aquella era buena fe comercial y no la de hoy, en que la enorme vidriera engolosina los ojos sin satisfacer las exigencias del tacto que reclamaban nuestras madres con un derecho indiscutible. ¡Y qué mozos! ¡Qué vendedores los de las tiendas de entonces!
De las tres ventanas se divisan igualmente tiendas de especieros, de fabricantes de garruchas, vendedores de bebidas malas, y de velas para embarcaciones. Delante de las puertas de dichas tiendas generalmente se ven grupos de viejos marineros y de otros frecuentadores de los muelles, personajes comunes á todos los puertos de mar, charlando, riendo y fumando.
Miraban de lejos aquella ciudad a la que no habían podido descender, como miran los presos en conducción paisajes y estaciones por las aberturas de un vehículo celular. Lo único que conocían de esta tierra eran las frutas que unos vendedores negros les arrojaban desde el muelle.
Palabra del Dia
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