Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de julio de 2025
Lionel Gould un nombre de teatro había sido estudiante; pero su afición á la vida intensa y á las novelas de aventuras le hicieron abandonar la casa de sus padres á los diez y siete años, yéndose á Texas para llevar la existencia ruda de los cow-boys que tantas veces había admirado en los libros. A los veintidós años, otro cambio de aficiones.
Compuesta de indios que hablaban los dialectos de la lengua moxa, contaba en 1691 tres mil ochocientas veintidos almas.
Ese algo más-replicó Pepita no es sentimiento propio de quien va a ser sacerdote tan pronto, pero sí lo es de un joven de veintidós años. Al oír esto, sentí que la sangre me subía al rostro y que el rostro me ardía. Imaginé mil extravagancias, me creí presa de una obsesión. Me juzgué provocado por Pepita que iba a darme a entender que conocía que yo gustaba de ella.
Tiene veintidos columnas estriadas de órden corintio, de veinte metros de elevacion, y dos de diámetro, sosteniendo un fronton triangular de una longitud de treinta y tres metros, sobre una latitud de siete si son exactos, como creo, los informes que aquí nos dan. El arte ateniense tiene el genio de hacer que el mármol sea casi aéreo, casi vaporoso, y eso se nota aquí.
Mi madre había sido casada á los quince años, y tocaba yo á los veintidós cuando vino al mundo mi hermana, mi pobre Elena. Poco tiempo después de su nacimiento, saliendo mi padre una mañana con la frente arrugada del cuarto en que mi madre se consumía, me hizo señal para que le siguiera al jardín; después de haber dado dos ó tres vueltas en silencio.
En aquella roca se detuvo, hace veintidós siglos, el vuelo de Mahindo, el convertidor indio que se había lanzado desde las llanuras del Ganges para atraer á los naturales á la religión de Budha. Hoy se ha edificado un templo en la cima donde puso el pie el santo.
Entonces buscó a Pepe que era íntimo amigo suyo y sin recibo ni documento alguno, que por otra parte, dadas las circunstancias, hubiera sido inútil, le entregó para que se los guardase veintidós mil duros en títulos de la deuda. ¿Va usted adivinando?
Tres arrogantes mocetones, soberbiamente montados y equipados, el último de los cuales, Henzar, que no contaría más de veintidós o veintitrés años, me dirigió un bien pensado discurso, manifestándome que mi cariñoso hermano se veía privado del placer de ofrecerme sus respetos en persona y aun de poner su residencia a mi disposición, porque así él como varios de sus servidores estaban atacados de escarlatina.
LA CHOUTE. ¡Oh! ¡Lo que es tú...! ¡Duermes con todo el mundo...! BEAUVALLON. ¡Es verdad...! Pero a ti estuve a punto de amarte...! ¡Nada de guasa...! ¡Cuando desapareciste sentí algo parecido a un disgusto...! En primer lugar, tú eras más linda y más joven que las otras... Tenías solamente veintitrés años... LA CHOUTE. ¡Veintidós...!
En lo alto de la torre flota al viento la bandera de tres colores de la República Francesa. Por veintidós puertas se puede entrar a la Exposición.
Palabra del Dia
Otros Mirando