Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 15 de junio de 2025


Has que quieras; estás en tu casa; eres como el jefe de la familia. Aquí estamos para servirte y obedecerte. Pero qué, ¿vas a salir con ese traje? agregó viendo el mío empolvado y sin aliño. No, vístete otro mejor. ¡Andrés trajo ya el baúl!... Vístete; sal a pasear, a que te vean....

El lunes pasado, justamente el día que murió Velarde, cantó en casa de Alcocer el rondó final de Cereréntola... ¡Chica! En mi vida he oído cosa igual: va a tener un succés asombroso... Conque vístete y vámonos, que no quiero perder el aria final del primer acto... ¡Chica! ¡Qué gran verdad aquella!... Yo me la apropio. Y se puso a cantar con malísima voz y detestable oído el

Pues anda, vístete, y sal a pasear. Hubo que obedecerla. No venía muy provisto el baúl; no había en él mucho con que engalanarme; pero en dos por tres, con ayuda de tía Pepa y de Angelina, saqué la ropa, y pronto me presenté delante de la enferma hecho un veinticuatro. ¡Eso es, así, como persona decente! dijo: Tía Pepa Y Angelina me seguían.

Saltó al suelo y estrechó á su tutor entre sus brazos. Vamos; vístete, dijo Fortunato; vas á coger frío. Pero, ¿cómo es que llega usted tan de mañana? Tomé el vapor ayer por la tarde; he corrido toda la noche en ferrocarril y aquí estoy. Pero debe usted estar muy cansado.... Nada, absolutamente. Hablemos de ti. Durante este tiempo, Mauricio se había vestido.

Pero la amante, arreglándose el pelo ante el espejo, hablaba con una frialdad fingida, temblándole la voz. «Vístete... Vámonos pronto. ¡Y pensar que una noche como ésta tengo que ir con tía al Real!... ¡Qué rabiaUn estrépito de metales golpeados arrancó a Ojeda de su ensimismamiento. Esta impresión le hizo temblar, mientras su memoria retrogradaba al presente.

¡Ah, sois vos, señor! dijo Esperanza ; apenas puedo ver claro. , yo soy; levántate y vístete; nos marchamos. ¿Que nos marchamos? ¿Y á dónde? Donde pueda vivir libremente á tu lado, Esperanza mía contestó con ternura el duque. Oh, cuánto te amo dijo Esperanza, colgándose del cuello del duque. , ; pero aprovechemos el tiempo.

El alférez y Velludo se miraron con asombro. Juan Montiño había crecido para ellos dos palmos. En cuanto al hostelero, se había avanzado á un corredor exclamando: Inesilla, hija, despierta y vístete y ponte maja, que tres gentileshombres te favorecen queriendo que los sirvas. Al momento viene, señores. Vamos á la sala azul.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando