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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Al otro día hízose anunciar en casa de su tutor, como si hubiera sido un extraño, y esforzándose por aparecer sereno, participole con firmeza desmentida a las claras por sus húmedos ojos, que había alquilado un pequeño palacio en la calle de los Maturinos y que su visita era ya de despedida.
Puedo extraviarme; puedo pervertirme..., volverme loco; hágalo usted en otra forma, limitándome la acción; ajustándome el camino...; nómbreme usted, si quiere, tutor de Carmen. Te nombro su hermano, su protector, acaso su esposo, dentro de mi corazón; ante la ley te nombro mi heredero sin condición alguna.
» ¡Qué vamos a hacerle, querido tutor! No hay más remedio que bajar la cabeza ante una imposición de esa índole dijo a su vez Amaury, sin poder ocultar su gozo bajo la apariencia de la pena. Aun cuando usted esté lejos de nosotros, siempre pensaremos en usted, y lo tendremos presente.
A mayor abundamiento, su fortuna, manejada con gran tacto por tutor tan cuidadoso, aumentó durante su menor edad en más de un tercio. Pero el doctor no se había limitado a velar por el patrimonio de su pupilo, sino que había dirigido personalmente su educación como pudiera haberlo hecho tratándose de un hijo.
Á los veintitrés años obtuvo el segundo premio y por una rara delicadeza, no quiso concurrir al año siguiente, aunque estaba casi seguro de la victoria. Para explicarlo, dió á su tutor razones que le conmovieron vivamente: Tengo tres concurrentes enteramente pobres y pueden desesperarse por un fracaso.
Mi tutor no me ha dicho jamás una sola palabra y nada indicaba en su actitud un hombre turbado por las combinaciones de una guerra intestina ... Sí, su espíritu estaba libre.... ¿ Cree usted que Herminia.... ¡Ah! su sobrina de usted se llama Herminia?... interrumpió Mauricio. Sí, señor ... ¿Cree usted que esta niña ha podido sospechar algo?
No había que dudar de que aquella era una gran señora, si no princesa, por lo menos de título, y cuando no, riquísima; y en punto a nobleza, rebosaba de ella y olía que trascendía. No yendo con ella persona que por la apariencia en calidad se la igualase, había que pensar que era viuda; que a ser doncella, padre, hermano o tutor la hubieran acompañado.
¡Cómo! exclamé lleno de asombro. Yo creía que Tucker era tu padre. Riéndose con sus dientes centellantemente blancos, ella me informó: Algunas veces es mi padre, otras un extraño, otras mi tío y tutor. Eso depende del estado de ánimo. Cierto, ciertísimo le contesté, convencido.
Por eso esta misma noche, con el permiso de usted, querido tutor, partiré para Amsterdam y La Haya, de donde regresaré por Colonia e Heidelberg. Antonia escuchaba con inquieto afán las palabras de Amaury, pronunciadas con singular amargura.
Luego de salir de la Universidad, la joven había desaparecido, con gran espanto de Foster, que creyó en un secuestro ó un asesinato. Transcurrieron dos meses, y antes de que la policía hubiese averiguado su paradero, se presentó Mina tranquilamente en el despacho de su tutor. Quería conocer la vida de cerca, tal como es, y para esto había huído á Chicago, viviendo como una obrera.
Palabra del Dia
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