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Actualizado: 18 de mayo de 2025


Parecía mentira que coquetease con semejante majadero; y era lo peor que aquellas ligerezas acabarían por comprometerla. No; él no debía consentirlas en su carácter de tutor, y amigo y hermano, por lo que decidió pedirle en forma solemne una explicación categórica de su conducta, como lo hubiera hecho en tal caso el doctor Avrigny.

Miss, cásese usted decía la dama acompañante, como si, á pesar del enorme sueldo que le había señalado el tutor, quisiera libertarse de la esclavitud que suponía aguantar el carácter desigual é imperioso de la joven. Yo sólo me casaré con un hombre que sea célebre. Y Mina quedaba pensativa después de esta declaración. ¿Qué celebridad podía encontrar?...

Porque si Clementina vislumbraba solamente la verdad.... Esta vez Mauricio trató á su tutor de visionario y dijo que exageraba verdaderamente el carácter de las personas. La misma señorita Guichard estaba tan contenta con este matrimonio, que si ahora se le descubriese la buena inteligencia de Mauricio y de su tutor, no cambiaría en nada sus proyectos.

Las he visto con frecuencia en casa de la Marquesa de Oreve, la gran amiga de Lacante, que tiene un salón artístico y literario en el que nuestro tutor es rey y pontífice, bajo los auspicios del mismo Marqués de Oreve, un papamoscas de alto coturno. Toda esta gente debe ser desconocida para ti, que la habrás olvidado después del tiempo que llevas corriendo por el mundo, lejos del boulevard.

Aquel trabajo le gustaba; se entregó a él por completo; teniendo la dicha de encontrar en el señor Bontemps, el amigo de su tío, un director inteligente y bueno. Los inventos de su tutor, cuyas retortas ardían siempre, en busca de alguna quimera, habían familiarizado a Pablo con las preparaciones químicas; de manera que en poco tiempo pudo hacerse útil, y se hizo apreciar.

Ocurriósele entonces la única idea que podía explicar de una manera plausible la conducta de su tutor, esto es, supuso que, como por considerar que su enlace con Magdalena, era ya asunto resuelto, no había hablado nunca de ello al doctor, éste podía haber creído que su pupilo, viniendo en su casa primero y frecuentándola después, abrigaba propósitos muy diferentes de los que al principio se había imaginado.

Lo que ignoraba la monja era que, bajo el algodón en rama donde descansaba el rosario, iba escondido un papel en que estaban escritas estas palabras: «No digas que estás mejor; procura ganar tiempo y no tengas miedo. El domingo debe venir mi tutor, y yo haré que ponga remedio. Confía en .» ¿De qué nació el afecto que aquellas dos muchachas se profesaban?

Y se embarcó, pensando que es necedad rodar por el mundo cuando, las más de las veces, lo que buscamos lo tenemos en la propia casa. Se había vuelto de repente mujer de orden; deseaba enterarse del estado de sus negocios; creía necesario conferenciar con su tutor. No sabía ciertamente qué podría decirle; pero consideraba urgente el verle, por el solo hecho de que vivía en California.

«Querido tutor: »Terminada mi carta oficial al señor de Avrigny, carta descarnada y seca como todo formalismo, ¿permite usted a su hijo que le hable con el lenguaje de la gratitud y de los sentimientos que llenan su corazón? »Amo a Magdalena y ella corresponde a mi afecto. Si hemos tardado tanto en hacerle a usted esta confesión, es porque nosotros no habíamos sondeado aún nuestras almas.

¿Y piensas que aquí, entre mi tutor y tu tía, podremos escapar á los disturbios y á las malas influencias? Creo que no. Entonces, deduce misma la consecuencia. La joven permaneció un instante pensativa y con la rubia cabeza inclinada y algunas lágrimas rodaron por sus ojos. Después murmuró: ¡Es preciso huir!

Palabra del Dia

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