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Actualizado: 19 de julio de 2025


Cuando pasamos por delante de esta casa, la madre y los hijos habían desaparecido. Un poco más allá tropezamos con un hombre que llevaba un saco cargado sobre la espalda, el cual, así que nos percibió, dio la vuelta y echó a andar apresuradamente por una calle lateral, perdiéndose muy pronto de vista. Llegamos, por último, a la vista del patíbulo situado en medio de un extenso campo.

Llegamos al convento, y ahora tropezamos con el párroco, quien nos brindó con una franca y cordial hospitalidad, que aceptamos gustosos, alojándonos en una espaciosa habitación con vistas al Banajao. El convento, enclavado en uno de los extremos del pueblo, presenta en su maciza y negruzca fábrica, un aspecto triste y sombrío.

Los leales existen; sólo falta el primer paso. ¿Tropezamos esta noche? Mañana no tropezaremos: os respondo de ello, os lo juro. Levantóse lentamente; hizo una profunda reverencia, inclinándose lo más que pudo, y se dirigió á la puerta, volviendo el rostro varias veces á ver si el Rey le miraba. El Rey no le miró.

Marenval expresó el más completo asombro; su fisonomía tomó un aspecto de desolación. He aquí, dijo, el último nombre que yo esperaba. Si á alguien es imposible acusar es á él. Estamos detenidos en los primeros pasos. No se desanime usted tan pronto, replicó gravemente Cristián. Nada es imposible ni inverosímil. Tropezamos con la personalidad de Sorege y con su cualidad de amigo de Jacobo.

A la hora indicada, y en el momento de entrar en casa de nuestras amigas, nos tropezamos con Francisca, la cual, después de haber saludado amablemente a la abuela, nos propuso acompañarnos. La abuela hizo un movimiento de protesta que Francisca aparentó no ver ni yo tampoco. En seguida llamé, para evitar la hostilidad de la abuela, a la que no hacía ninguna gracia la compañía de Francisca.

Los incrédulos afirmaban que la tal visión surgía siempre cuando el observador regresaba de algún boliche lejanísimo llevando muchas copas en el cuerpo. Después de exponer el pro y el contra del asunto, el viejo «baquiano» terminaba así: En un año no tropezamos con ninguno de esos animales, y fuimos de lago en lago desde el Nahuel Huapi hasta cerca de Magallanes.

Si se examinan los dramas de esos poetas del azar, que imaginaban imitar á Calderón, se nota en ellos la forma española extrañamente destrozada, y en vez de los romances y redondillas, rigurosamente simétricas, armoniosas y llenas de gracia, tropezamos con semitroqueos abundantes en hiatos, que nos desagradan, en los cuales, tan pronto aparece una rima como desaparece por completo; en vez de ese lujo de imágenes, flores naturales del talento poético, frases baladíes y sin sentido, tan parecidas á aquéllas como lo es una caja de música á una sinfonía de Beethoven: y esto pasando por alto lo mucho que pudiera decirse del fondo y de la tendencia de estas producciones manuales.

No vería yo, por lo tanto, grave inconveniente en que Luisito siguiera ahí, y fuese ensayado y analizado en la piedra de toque y crisol de tales amores, a fin de que la viudita fuese el reactivo por medio del cual se descubriera el oro puro de sus virtudes clericales o la baja liga con que el oro está mezclado; pero tropezamos con el escollo de que la dicha viuda, que habíamos de convertir en fiel contraste, es tu pretendida y no si tu enamorada.

A ver si encuentro a Almudena por el camino, que esta es la hora de subir él a la iglesia. Y si no nos tropezamos en la calle, de fijo está en el café de la Cruz del Rastro». Dirigiose allá, y en la calle de la Encomienda se encontraron: «Hijo, en tu busca iba le dijo la Benina cogiéndole por el brazo . Aquí tienes tu duro. Ya ves que cumplir. Amri, no tener priesa.

En la historia general de la literatura tropezamos con otras obras similitudinarias de la de Rostand: «Las aves», de Aristófanes, por ejemplo, y «El reino de los caballos», de Swift; á Goethe también le tentó el mismo asunto.

Palabra del Dia

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