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Actualizado: 24 de octubre de 2025


Del otro lado de la presa, el río tranquilo parece un espejo; los árboles lanzan su sombra y reflejan su imagen en las aguas, demasiado profundas para ser transparentes. Se acercan en silencio a la presa.

Ligeras nubes, blancas cual la nieve, recorrian el espacio en alas de suaves brisas embalsamadas por las flores: sutiles, transparentes, dejaban ver al través de la bóveda del firmamento, y no parecian sino aéreas gasas destinadas á realzar la hermosura de ese estrellado manto de los cielos.

Una mosca paseaba por sus bordes, alargando de cuando en cuando la sutil trompilla, haciendo vibrar, al cruzarlas con las patas traseras, las pardas y transparentes alas.

Los tres pisos de un ala entera habían sido echados abajo para formar una nave de catedral. Lubimoff vió á una mujer alta, enjuta, con las manos largas y transparentes, los ojos agrandados é inquietantes, que avanzaba hacia él. Iba vestida de negro, con mangas sueltas que casi barrían el suelo y un bonete blanco encañonado bajo los tules de luto.

Por muy pura que el agua del manantial parezca á nuestra vista, no es esta, como la química dice, una combinación de dos cuerpos simples, el hidrógeno, que forma, según dicen, los inmensos torbellinos de las más lejanas nebulosas, y el oxígeno, que para todos los seres es el gran alimento de la vida; contiene además muchas otras substancias, ya rodando por su cauce en estado de arena, ya disueltas en su masa líquida y transparentes como ella.

En la expresión de su fisonomía se observa que aquel libro ocupa su imaginación en las cosas eternas: la meditación piadosa hace bajar a ratos sus párpados, largos y casi transparentes, luego dirige hacia el cielo el globo pensativo de sus ojos. Su cara, un tanto ascética, está pálida; hay en ella las delicadas líneas de una perfecta hermosura moral.

Yo sentiré en la brisa tu perfumado aliento, Tu voz consoladora traerá á mi oido el viento, Y te veré en las nubes cruzar como vision; Yo sentiré tus pasos en medio á las tinieblas, Y al ver cubrirse el aire de transparentes nieblas, Tus blancas vestiduras veré yo en mi ilusion.

Lo mismo acaeció esta mañana, lo cual me pesó, como es natural, más que nunca. No vi a Gloria ni rastro de ella. Los miradores seguían con los mismos transparentes de tela fruncida; las ventanas, con las mismas persianas verdes; el patio, en idéntica soledad. Ni una sombra ni el más leve ruido. ¡Qué anhelo, qué curiosidad sentía yo por ver a mi monjita con el vestido de sociedad!

Salí al campo cantando una mañana, y vi sobre su alfombra una siembra de gotas cristalinas, de polícromas gotas. ¿Quién había llorado aquella noche? ¿Fueron, quizá, las sombras? ¿Fueron, quizá, los astros? ¿Fuera, quizá, la luna soñadora...? No , no quién fuera, pero lágrimas eran tales gotas; lágrimas transparentes y de luces radiantes como auroras...! Dicen que tienen alma las estrellas; mas, ¿por qué lloran?

Habíase arrancado los horribles anteojos y arrojándolos a sus pies en un gesto de cólera, y sus hermosos ojos, claros y transparentes como el agua del mar, aparecían anegados en lágrimas y fijos en el joven con una desesperada angustia. ¡El callarse hubiera sido demasiado cruel!

Palabra del Dia

mármor

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