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Las muchachas, habituadas a la miseria de las gañanías, abrían los ojos con asombro, como si viesen realizada la abundancia de los cuentos maravillosos oídos en las veladas. La cena era digna de señores. Don Luis pagaba espléndidamente. A ver, señor Fermín: que traigan carne de Jerez; que coman todas esas muchachas hasta que revienten; que beban, que se emborrachen: yo corro con el gasto.

Don Baldomero García dice: «Me parece bien; pero... no muchos coches...; ¿para quéEntra el general Guido y le comunican la idea, a que contesta, clavándoles unos ojos tamaños y mirándolos de hito en hito: «¿Coches? ¿Acompañamiento? Que traigan el carro de la Policía y se lo lleven ahora mismo.

En haciéndose el silencio, un escudero, que presenciaba el desafío, gritó: ¡Aquí! ¡Ayuda a mi Señor! Traigan en seguida un mulo; que se le está viendo el dolor, a pesar del disimulo. No pudo el escudero concluir la cuarteta, porque antes de acabar el tercer verso, el coro de estudiantes interrumpió, ingiriendo un consonante de su cosecha. A la segunda vez, el escudero dijo la cuarteta de corrido.

Que me traigan de la cocina una guindilla». Ya con la guindilla en la mano, y teniendo al criminal cogido por el pescuezo, hacía ademán da querer restregarle con ella los hocicos; pero le miraba ceñudo, diciendo: «Por esta vez, pase; pero como repitas esas porquerías, te quemo la boca, y se te cae la lengua, y luego, en vez de hablar como las personas, rebuznarás como los burros».

Eso no es para exclamaba . Que me traigan mi baño. ¡Yo no puedo vivir sin baño! Que me saquen de esta pocilga; que me traigan mis vestidos, mi coche; que venga Joaquín...». Todo fue inútil para calmarla; pero al fin el exceso de la irritación trajo a la mañana siguiente el agotamiento y con él la remisión de un mal tan penoso. No obstante, era de todo punto imposible hacerle tomar alimento.

Aquello no era hijo: era un diosecito que engendramos á medias el Padre Eterno y yo.... ¿No creen ustedes que debo hacerle un entierro magnífico? Ea, ya es de día. Que me traigan muestras de carros fúnebres... y vengan papeleta negras para convidar á todos los profesores

En Mayo pusieron preso en la Carcel de la Audiencia á don Silvestre de Guzmán, Diputado por la ciudad de las fiestas del Corpus, por un lance que tuvo con los Alguaciles de dicho tribunal. En Cabildo de 23 de Mayo propuso el Jurado Rodrigo Cataño que los moriscos se alisten y se haga cala y cata de sus armas y traigan una señal para ser conocidos.

EVARISTA. ¿Pasamos a casa? PANTOJA. No: déjeme usted que respire a mis anchas. En la iglesia me ahogaba... El calor, el gentío... EVARISTA. Haré que le traigan a usted un refresco... Balbina! PANTOJA. Gracias. EVARISTA. Una taza de tila... PANTOJA. Tampoco. EVARISTA. No hay motivo, amigo mío, para tan grande aflicción.

Véanse algunos ejemplos. Doña Antonia Mexía declaró, entre otras cosas, en un proceso que se le siguió por los años de 1633 : «Que habrá seis años que la dicha Beatriz dixo a ésta que tomase un pedernal y le pusiese la mano encima y dixese: Estos cinco dedos pongo en este muro; cinco demonios conjuro: a Barrabás, a Satanás, a Lucifer, a Bercebú, al Diablo Cojuelo, que es buen mensajero, que me traigan a fulano luego a mi querer y a mi mandar

5 a fin de que traigan los hijos de Israel sus sacrificios, los que sacrifican sobre la faz del campo, para que los traigan al SE