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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Tocándole suavemente un brazo, le dijo: «Tengo que hablar con usted». «¡Conmigo!...». , con usted y al decir esto le volvió a tocar. La impresión de este contacto corríale por el brazo arriba hasta llegar al corazón. «Dos palabritas añadió la santa; y luego se corrigió así : Algunas más serán».

El barón de Morel miró tranquilamente á uno y otro lado, y fijándose por último en un fornido caballero de poblada barba negra situado cerca de él y que se reía más ruidosamente que los demás, se dirigió á él y tocándole el brazo le dijo: Cuando hayáis acabado de reíros no me negaréis la merced de una breve entrevista, en lugar donde podamos entendernos cara á cara y espada en mano....

Pero, como muchas veces en el progreso desta grande historia queda dicho, solamente disparaba en tocándole en la caballería, y en los demás discursos mostraba tener claro y desenfadado entendimiento, de manera que a cada paso desacreditaban sus obras su juicio, y su juicio sus obras; pero en ésta destos segundos documentos que dio a Sancho, mostró tener gran donaire, y puso su discreción y su locura en un levantado punto.

¡Eh, señor! repitió tocándole tímidamente sobre el brazo ¿me quiere dejar mirar? El del anteojo sacó los ojos del vidrio, dio vuelta para ver quién le hablaba y contestó secamente: ¡No! El desairado trató de forjar una sonrisa para disimular.

Yo quise calmarle, pero como extrañase las mías, y también extrañase al jinete, despreciándole tal vez, se alborotó más y más y empezó a dar resoplidos, a hacer corvetas y aun a dar algunos botes; pero yo me tuve firme y sereno, mostrándole que era su amo, castigándole con la espuela, tocándole con el látigo en el pecho y reteniéndole por la brida.

Mi papá, ahí donde usted le ve, ha sido el gallito de Sevilla. Traía dislocadas a las niñas con sus chalecos y sus palabritas. ¡Picaruela! murmuró el anciano, tocándole la cara con manifiesta ternura. La poesía es cosa superior, superior... ¡Pero como la pintura!... A la pintura no llega nada en el mundo. Ya que es usted aficionado, y muy inteligente le dije.

Luís, no tocándole la cuerda del chic, el esprit y el confort, es un perfecto hombre en su juicio; pero en cuanto se traspasa el tabique de los Pirineos, enristra la lanza de Don Quijote y demuestra que en todos los siglos nacen andantes caballeros. Luís tiene todas las condiciones para ser feliz, y sin embargo, no lo es.

Luisa, sin embargo, se resolvió a hacer lo que pretendía a despecho de su amiga, y llegándose a Lola, le dijo: Mira, Asunción tiene que decirte una cosa; ve a sentarte junto a ella. Lolita se vino hacia la melancólica niña y le preguntó cariñosamente tocándole la cara: ¿Qué tienes que decirme, Chonchita?

Sólo de vez en cuando Magdalena hacía recordar a Amaury, tocándole en el codo, que estaban en presencia de su padre.

¡Qué van a ser crueles! dice la gente . ¡Unos hombres tan tiernos! ¡Tan dulces! ¡Tan musicales!... Son muy musicales, en efecto, los alemanes. Al más encarnizado perseguidor de armenios se le haría llorar tocándole una melopea. Desgraciadamente, es muy probable que siguiese machacando al armenio mientras sonaba la música.

Palabra del Dia

atormentada

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