United States or French Polynesia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los franceses tienen grandes títulos ante la opinion del mundo entero; podrán tenerlos todos, menos el de la lógica; esa suprema geometría del albedrío que va midiendo y nivelando progresivamente el ayer y el hoy, la historia y la emocion, la emocion y el hecho.

No, no; yo no tengo celos de , ni puedo tenerlos: primero, porque conozco tu corazón y tu altivez... tu virtud, más bien; segundo, porque si me importa mucho mi dignidad como esposa y como reina, no me importa tanto el poseer el corazón del rey. Te hablo ahora como te he hablado siempre, desde poco tiempo después de conocerte: como á una hermana. Entre nosotras, Clara, no hay secretos.

A los peces del Mediterráneo los conocía mejor, y llegaba á tenerlos por buenos católicos, ya que proclamaban á su modo la gloria de Dios. De pie junto á la borda, en las tardes cálidas del Trópico, contaba, para honra de los habitantes del lejano mar, el portentoso milagro del barranco de Alboraya.

Había en esta sensación una mezcla religiosa de respeto y enternecimiento en que se confundían todos los recuerdos de la infancia impregnados de ese amor filial exclusivo, fervoroso y absorbente, que produce la cólera rabiosa de los niños cuando la niñera les arranca de los brazos paternos y el ansia de ir a ellos cuando vuelven a tenerlos cerca.

El todo se resume en cuatro palabras; mas, esas palabras, son á la vez un sistema médico y de educación: 1.º Débese beber el agua del mar, bañarse en él y comer cuanto produce que tenga concentrada su virtud: 2.º Los niños no deben ir muy abrigados, y tenerlos siempre en contacto con el aire. Aire, agua, y nada más. El último consejo es bien atrevido.

Tal vez esta mezquita fué la misma á que se refirió Zúñiga al consignar el hecho siguiente: «pidió el Rey Don Alonso X al Arzobispo y Cabildo unas mezquitas de las cuales había dado para morada de los físicos que vinieron de allende e para tenerlos de más cerca, porque eran cercanas al Alcázar

A la hora menos pensada verá usted retoñar en el campo los preludios de la primavera; hallará la tierra enjuta y salpicada de florecillas esmaltadas; aspirará la fragancia de los montes y de los prados, y quizá se fije en que ya es hora de mover la tierra... pinto el caso, de este huerto, y aun de cultivarle mejor de lo que se ha cultivado hasta hoy; y con esos fines, llama usted a los obreros, hasta por el gusto de pagarles el jornal; y los manda que caven; y según le van obedeciendo, se va usted emborrachando con el olor de la tierra removida, que es el olor de los olores agradables, y piensa en nuevas y variadas plantaciones, y hasta esboza un proyecto de jardín en el rincón más abrigado... Y quien dice mejorar el huerto, dice retejar la casa o reparar sus achaques interiores... en fin, que nunca faltan quehaceres al hombre que se empeña en tenerlos, aunque sea en las soledades de Tablanca... Y ¿para qué se quiere el dinero?

Hablóles con grande energía de las utilidades de la paz, descubriendo los fraudes y engaños del enemigo que nada deseaba más que tenerlos por compañeros de sus maldades en esta vida, y de las eternas penas del infierno en la otra.

Hablaba con los conocidos, sonriendo a todo el mundo con su especial modestia, que le hacía más extraño que simpático en una sociedad donde los modales fríos y levemente desdeñosos son signo de elevación y grandeza. Vivía el joven entomólogo, desde hacía tiempo, en un delicioso aturdimiento, una especie de sueño de oro, como algunas veces suelen tenerlos las personas de condición más humilde.

Desde luégo, declarado había que por su nobleza podía aspirar á la mano de la más linajuda dama, sin otro obstáculo en su camino que la falta de bienes de fortuna. Por primera vez en su vida deseó tenerlos, y aunque no dudaba del amor de Constanza, sabía también que la hechicera joven no le daría su mano sin contar antes con la plena aprobación de su padre.