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Actualizado: 16 de junio de 2025


Había en esta sensación una mezcla religiosa de respeto y enternecimiento en que se confundían todos los recuerdos de la infancia impregnados de ese amor filial exclusivo, fervoroso y absorbente, que produce la cólera rabiosa de los niños cuando la niñera les arranca de los brazos paternos y el ansia de ir a ellos cuando vuelven a tenerlos cerca.

«Mucho le estorbaba la pluma entre los dedos», y bien lo revelaban la rudeza de los trazos, la desigualdad de las letras y las señales de más de un borrón lamido en fresco o extendido con el canto de la mano; «pero con paciencia y buena voluntad se vencían los imposibles». «Tus abuelos paternos me escribía , no lograron otros hijos que tu padre y yo.

Esa familia está emparentad a con la nuestra añadió la señora, que era harto redicha para ser momia . Paquita es tan buena, tan cariñosa, tan excelente cristiana y tan mujer de su casa.... Tiene dos hijos que son dos pedazos de gloria, según dice el padre Gracián, Juanito que ahora va a Sevilla a estudiar leyes, al lado de sus tíos paternos, y Perfecta, que es un perfecto ángel de Dios.

Y vos, dichoso niño, que en siete años Que tuvistes de vida, no tuvistes Con vuestro padre inobediencia alguna; Corred con vuestro ejemplo mis engaños, Serenad mis paternos ojos tristes, Pues ya sois sol, donde pisáis la luna; De la primera cuna A la postrera cama No distes sola un hora De disgusto, y agora Parece que le dais...

Bonis, junto al lecho de Emma dormida, adoró, como un chino, la santidad religiosa de los manes paternos. ¡Oh, qué claramente lo veía ahora; cómo tomaban un sentido hechos y hechos de la vida de su padre que a él le habían parecido insignificantes!

¿Puedo preguntar a usted la razón de ese ostracismo, que, por desgracia, no se refiere a ? preguntó sonriendo. Es muy sencillo; para , el hombre no vale más que por sus actos. Ahora bien, por la fuerza de las cosas y salvo excepciones, los jóvenes no tienen detrás de más que la nada y se apoyan solamente en los méritos paternos, que les han hecho lo poco que son.

A pesar de todo, Fabrice continuaba acogiendo amistosamente a este triste pariente y aun sacándolo de muy repetidos aprietos monetarios, y se conducía así porque en su piedad de hombre honrado consideraba que aquél era el hermano de su primera mujer, criatura que, si enojosa en vida, reposaba ya en la huesa, después porque Calvat tenía un mérito siempre grande a los ojos de un padre; el de amar a su hija divirtiéndola al mismo tiempo, porque con sus tendencias y aficiones a la mímica, le representaba escenas de Guignol, imitaba el grito de diversos animales y los sonidos de varios instrumentos: era, en suma, un farsante que, con sus mil arlequinadas, arrancaba a la niña esas infantiles carcajadas que suenan tan gratas en los paternos oídos.

Palabra del Dia

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