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De allende los mares vino un rumor que propalaba que en otras ciudades había palacios y parterres, con flores, pájaros y fuentes, y Manila quiso tenerlos.

Y no es esto negar que la ciencia, la doctrina, la afirmación, despojada del símbolo inútil, sobrepuesto y anacrónico, no puede tenerlos.

Marner tenía razón en lo que decía respecto del hombre que aleja de su puerta una bendición; esa bendición le toca a otra persona. Antes, Nancy, quise pasar por no tener hijos. Hoy pasaré contra mi voluntad por no tenerlos. Nancy no habló en seguida, pero un momento después preguntó; ¿No dirás entonces que Eppie es vuestra hija?

Profesaba tan sincero desprecio a todo lo que reflejase el movimiento democrático de nuestra era y muy especialmente a los periódicos, que prefería tenerlos manuscritos, conocidos solamente de un número reducido de amigos. Pasaba igualmente por hombre valeroso.

Y si lo defectuoso de la enseñanza no impide el que muchos se hagan abogados ó médicos, si los hemos de tener al fin, ¿por qué no tenerlos buenos?

Mientras los enemigos entendían en combatir y romper la palizada, no perdían tiempo los nuestros, tirando á unos y á otros, haciendo gran daño en ellos por tenerlos cerca y á caballero, tirándoles de mampuesto, seguros con los reparos que habían hecho para ello, porque las galeras estaban muy bien abestionadas por la parte que las batían y empavesadas por todas partes.

En la prisión municipal de Abreschwiller; nosotros no podemos tenerlos aquí. ¡Bien, bien!; comprendido, Juan Claudio. Y si quieren escaparse en el camino, los atravieso con el sable por la espalda. ¡Eso, ni que decir tiene! Llegaron ambos a la puerta, y Hullin, al ver a Materne, no pudo reprimir un grito de entusiasmo. ¡Eh! ¿Eres , amigo mío?; hace una hora que te busco. ¿Dónde demonio estabas?

22 estos comeréis de ellos: la langosta según su especie, y el langostín según su especie, y el argol según su especie, y el hagab según su especie. 24 Y por estas cosas seréis inmundos: cualquiera que tocare a sus cuerpos muertos, será inmundo hasta la tarde; 28 Y el que llevare sus cuerpos muertos, lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la tarde; habéis de tenerlos por inmundos.

Si llevaban más de un año encerrados en el Acuario, enfermaban de tristeza y roían sus patas hasta matarse. ¡Ah, bandidos simpáticos y vigorosos! continuó, con un entusiasmo histérico . ¡Los adoro! Quisiera tenerlos en mi casa, como se tienen los peces dorados, en un bocal; darles de comer á todas horas; ver cómo devoran...

Francisco Montiño se quedó como quien ve visiones: sabía que su cuñada Genoveva era una cincuentona que jamás había tenido hijos y que había perdido, hacia mucho tiempo, la esperanza de tenerlos; la noticia de aquel alumbramiento inverosímil, había venido de repente sin que le hubiese precedido en tiempo oportuno la noticia del embarazo; por otra parte, la carta en que Jerónimo Montiño se confesaba padre, no podía ser más seca ni más descarnada.