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Actualizado: 17 de junio de 2025
Digo que él salía de San Sebastián. Le vi venir de allá, mirando al reloj de Canseco. Yo estaba en la tienda. El tendero salió a saludarle. D. Carlos me vio; hablamos... ¿Y qué te dijo? Cuéntame qué te dijo. ¡Ah!... Me dijo, me dijo... Preguntome por la señora y por los niños.
Ya ves mi moderación dijo el tendero murciano al presentar a la muchacha el documento para que lo firmase . Me limito a cobrarte sólo un veinticinco por ciento, a pesar del peligro que corro de quedarme sin mi dinero, porque, a despecho de todos tus buenos propósitos, no tengas un ochavo dentro de los seis meses y tengamos que renovar el pagaré, lo cual me traería grandísimos perjuicios.
Sólo quedaban, junto a una ventana, un corredor del matute paladeando medias copas en compañía de un tendero de ultramarinos, y al extremo opuesto, en lo más oscuro del local, una chula y su novio, que en voz baja se decían ternezas envueltas en desvergüenzas.
Les he contado la historia de un naufragio, y me ha dicho el tendero: Si quiere usted trabajar, ahí en el pueblo de al lado hay una finca donde necesitan gente. He tomado la carretera y he ido a la finca; se me ha presentado un joven moreno, y, al ver que me aceptaba sin inconveniente, le dije que venían dos compañeros conmigo. De pronto el joven moreno me dijo: Vosotros sois corsarios. No, no.
Pasolos dado a Satanás, porque era ciertamente ridículo para un hombre de sus ínfulas y categoría pedir la hija de un tendero de ultramarinos, y haber de esperar, como quien dice, en la antesala de la lonja, a que se dignasen abrirle la puerta.
Don Pascual, creyendo hacer un bien a sus amigos, había revelado a don Andrés los celos y la desesperación de don Paco, causa de su fuga; lo que a don Paco había ocurrido en sus dos días de campo; el amor de Juanita, tan enamorada de él como él de ella, y el sentimentalismo de Juanita en favor de Antoñuelo y su deseo vehemente de salvarle hallando los ocho mil reales para tapar la boca del tendero murciano.
Mi familia es mejor que la suya: mi abuelo no ha sido un tendero como el padre de D. Julián.... Luego, no es una divinidad ni mucho menos, una de esas chicas que llamen la atención, ¿sabes tú? ¿Por qué hace tantos remilgos cuando yo soy quien le hago favor? ¿Sabes quién tiene la culpa?
Don Pancho el tendero echaba sapos y culebras contra aquellos osados, y suplicaba al doctor Trevexo que los denunciara al jefe del partido al día siguiente. Don Higinio, como buen estanciero, vecino de campo y de ciudad, renegaba contra la juventud del día y la Universidad, madre engendradora de doctores inútiles y de muchachos pillos y botarates.
Don Ramón era pequeñuelo, viejo y flaco; pero tenía mucho espíritu y agallas y no se acoquinaba por poco. Notó don Paco que tenía las manos atadas con un cordel a la espalda, y dedujo que le habían llevado allí y que le retenían por violencia. Pronto las mismas palabras del tendero murciano, tan pródigo de ellas, confirmaron la deducción de don Paco.
Fuíme luego a apear al mesón del Moro, donde me topó un condiscípulo mío de Alcalá, que se llamaba Mata, y ahora se decía por parecerle nombre de poco ruido Matorral. Trataba en vidas, y era tendero de cuchilladas, y no le iba mal.
Palabra del Dia
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